Le llamo yaya porque no le gusta que la llamemos abuela, dice que la hace más mayor.
Ahora paso menos tiempo con ella desde que murió mi abuelo. Le encontraron una enfermedad en el corazón, tuvieron que operarla y desde entonces tiene peor humor.
No quiere llevar bastón y nos riñe algo más, pero sus nietos sabemos que nos quiere mucho.
Ahora yo voy con mamá a su casa a ayudarla y a cuidarla como ella hizo conmigo.
Siempre lleva un moño que ella llama castaña. Es morena, muy guapa, se llama Felisa, pero le gusta que la llamen Feli.
Sus aficiones son los programas del corazón, ver un programa que ponen antes del telediario y hacer crucigramas.
¡Así es mi yaya!
Betrán, que suerte tener una yaya como la tuya y que suerte tiene tú yaya en tenerte ati por nieto. Cuidala mucho.Felicidades por este cuento tan bonito.
ResponderEliminarCarmen