En un lugar de Fantasía de cuyo nombre no quiero acordarme vivían tres cerditos, el mayor se llamaba Chon, el mediano Chan y el pequeño Chen.
Eran felices con su familia y en el reino de Fantasía, pero Chon empezó a decir que ya era mayor y quería conocer otros mundos; Chan le escuchaba y se apuntó a ir con él, mientras tanto, Chen, el pequeño pero el más listo les dijo:
- Hermanos ¿estáis preparados para vivir solos y lejos de la familia?
- No, nos lo hemos planteado pero saldremos adelante.
- Chicos, tendremos que aprender defensa personal.
Eso está fenomenal - contestaron Chon y Chan.
Chon estudió Judo por correspondencia, Chan estudió Taikondo con unos apuntes que le dejaron y Chen que era muy inteligente dijo:
- Me voy a la mejor academia de Kárate para que me den clases teóricas y prácticas de este maravilloso deporte.
Chon se cansó enseguida de estudiar por sí solo y, además, él se sentía preparado y se puso en camino.
Chan con los apuntes que le dejaron y lo que él añadió se sintió superpreparadísimo y se lanzó a seguir a su hermano. Chen, estudió y estudió, practicó y practicó en la academia, hasta hizo amigos, cuando se sintió preparado fue en busca de sus hermanos.
Cuando les encontró en una ciudad lejana les estaban dando una verdadera paliza, no veían por dónde les caían los golpes ni cuántos eran los ninjas que los atacaban. Chen al ver esto gritó:
- ¡Quietos! No peguéis más, no veis que hacéis daño y ellos no saben ni matar a una mosca, combatid conmigo si os atrevéis que estoy licenciado en artes marciales por la Universidad del reino de la Fantasía.
Los ninjas se acobardaron, reflexionaron sobre el daño que habían causado a Chon y a Chan y se largaron.
Chen habló a sus hermanos:
- Hermanos, no estabais preparados para ir por el mundo solos, habéis corrido peligro, todavía estáis a tiempo de aprender, yo os enseñaré.
Rodrigo Santamaría
5º A