sábado, 27 de diciembre de 2008
Amor incondicional
Nuestro buen amigo "unjubilado" nos aporta este post.
La educación es tarea de todos.
Muchas gracias por tu aportación, Emilio.
martes, 23 de diciembre de 2008
Gracias "Vagabundia"
Estrenamos nuevo formato de blog gracias a la ayuda de nuestro amigo el autor de Vagabundia.
¡Qué bonito es compartir y recibir ayuda virtual de personas que sin conocerlas nos brindan su apoyo como JMiur (Argentina) y "un jubilado" (Zaragoza)!
Gracias
lunes, 22 de diciembre de 2008
Declaración Universal sobre los Derechos Humanos
El 10 de diciembre de 1948, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó y proclamó la Declaración Universal de Derechos Humanos. Tras este acto histórico, la Asamblea pidió a todos los Países Miembros que publicaran el texto de la Declaración y dispusieran que fuera "distribuido, expuesto, leído y comentado en las escuelas y otros establecimientos de enseñanza, sin distinción fundada en la condición política de los países o de los territorios".
Me parece muy importante resaltar la importancia de sus 30 artículos, porque en ellos se describe muy bien lo que toda persona tiene derecho en esta vida. Creo que los que elaboraron la Declaración de los Derechos Humanos hicieron un buen trabajo, gracias a ellos todas las personas hoy en día podemos disfrutar de una vida mejor.
Si todos contribuimos a una mejora de los mismos, ¡el mundo será mucho mejor! Y sobre todo para quienes más lo necesitan.
domingo, 21 de diciembre de 2008
Derechos humanos
Me voy lejos de aquí.
-¿Por qué te vas?
-Porque no tengo derecho a la libertad.
-¿Por qué te vas?
-Para tener paz.
-¿A dónde te vas?
-Allá donde nunca me encontrarás.
-No te vayas por favor.
-¿Por qué?
-Porque hay derechos humanos.
-¡Qué bien! Me quedaré.
-Por la paz en el mundo
y la guerra fuera del mundo.
-¿Por qué te vas?
-Porque no tengo derecho a la libertad.
-¿Por qué te vas?
-Para tener paz.
-¿A dónde te vas?
-Allá donde nunca me encontrarás.
-No te vayas por favor.
-¿Por qué?
-Porque hay derechos humanos.
-¡Qué bien! Me quedaré.
-Por la paz en el mundo
y la guerra fuera del mundo.
El viaje de los Reyes Magos
Cuenta la historia que los Reyes Magos vinieron sin altercados al belén, pero eso es falso. La verdadera historia la sé yo y te la voy a contar a ti.
Los Reyes Magos vivían de la enseñanza, les encantaba enseñar a los niños lo que era la amistad, el amor, la bondad y muchas cosas buenas; cada rey vivía en un sitio diferente. Un día los tres reyes se enteraron de que iba a nacer un niño llamado Jesús y se prepararon para ir en busca de él. Cuando los tres reyes estaban de camino se encontraron al mismo tiempo, ellos se extrañaron porque los tres iban siguiendo a esa estrella que brillaba mucho, entonces se hicieron amigos y descansaron en una casita que había abandonada.
Los Reyes Magos vivían de la enseñanza, les encantaba enseñar a los niños lo que era la amistad, el amor, la bondad y muchas cosas buenas; cada rey vivía en un sitio diferente. Un día los tres reyes se enteraron de que iba a nacer un niño llamado Jesús y se prepararon para ir en busca de él. Cuando los tres reyes estaban de camino se encontraron al mismo tiempo, ellos se extrañaron porque los tres iban siguiendo a esa estrella que brillaba mucho, entonces se hicieron amigos y descansaron en una casita que había abandonada.
Al día siguiente emprendieron el viaje, pero… a la mitad del camino vieron un puente de madera antiguo que se caía a pedazos, a su lado había una inscripción que decía: "tenéis que adivinar el acertijo”. Éste era “tengo ojos y no veo, soy incapaz de llorar, pasan por mis ojos lágrimas que van a parar al mar”.
Los tres magos estuvieron pensando hasta que lo adivinaron y dijeron: el puente. En ese momento el puente de madera se hizo de piedra y pudieron pasar tranquilamente.
Al segundo día tuvieron otro problema y era otra prueba, tenían que derrotar a un dragón, los tres reyes unieron sus poderes y le derrotaron. Cuando ya estaban más cerca del portal de Belén tuvieron un obstáculo ya que en medio del camino había un castillo oscuro en el que la maldad y la vanidad gobernaban. Los tres reyes se metieron en el castillo, en la pared había otro acertijo que tenían que adivinar: "pequeña como una almendra y toda la casa llena”. Los Reyes Magos comprendieron el acertijo y entonces el castillo de la oscuridad, la maldad y la vanidad desapareció y se convirtió en un castillo luminoso, lleno de amistad y de amor. Al día siguiente ya se encontraban en Belén, le dieron los tres regalos, y así acaba la historia.
¿Sabes por qué yo sé esta historia? Porque soy Baltasar, el rey.
¡FELIZ NAVIDAD!, ACUÉRDATE DE QUE TÚ PUEDES DAR Y RECIBIR AMOR, AMISTAD Y BONDAD DE OTROS SI TÚ SE LO DAS A LOS QUE MÁS LO NECESITAN.
Los tres magos estuvieron pensando hasta que lo adivinaron y dijeron: el puente. En ese momento el puente de madera se hizo de piedra y pudieron pasar tranquilamente.
Al segundo día tuvieron otro problema y era otra prueba, tenían que derrotar a un dragón, los tres reyes unieron sus poderes y le derrotaron. Cuando ya estaban más cerca del portal de Belén tuvieron un obstáculo ya que en medio del camino había un castillo oscuro en el que la maldad y la vanidad gobernaban. Los tres reyes se metieron en el castillo, en la pared había otro acertijo que tenían que adivinar: "pequeña como una almendra y toda la casa llena”. Los Reyes Magos comprendieron el acertijo y entonces el castillo de la oscuridad, la maldad y la vanidad desapareció y se convirtió en un castillo luminoso, lleno de amistad y de amor. Al día siguiente ya se encontraban en Belén, le dieron los tres regalos, y así acaba la historia.
¿Sabes por qué yo sé esta historia? Porque soy Baltasar, el rey.
¡FELIZ NAVIDAD!, ACUÉRDATE DE QUE TÚ PUEDES DAR Y RECIBIR AMOR, AMISTAD Y BONDAD DE OTROS SI TÚ SE LO DAS A LOS QUE MÁS LO NECESITAN.
viernes, 19 de diciembre de 2008
Corni
Nuestra historia se desarrolla en un bosque. Y nuestro protagonista es Corni un gamo que habita allí...
Corni, era un poco egoísta,lo quería todo. Y se ocupaba de muchas cosas a la vez. Tenía novia, y cuando quedaban, Corni siempre se llevaba el ordenador y no dejaba de escribir, su novia empezaba a estar harta del ordenador, pero aún así Corni no la escuchaba y sólo seguía escribiendo.
Otra de las cosas que Corni hacía era un proyecto en el que trabajaba desde hacía ya tiempo. Y el último de sus trabajos era escribir informes y enviarlos. Corni estaba muy ocupado y sólo comía comida basura. Pero un día llegó su perdición. Su novia reventó de lo harta que estaba y le dejó, se le cayó el portátil, no aceptaron su trabajo y todos los informes se mancharon de café. Corni lo perdió todo y sólo tenía un amigo al que acudir. Éste le cobijó en su casa y le consiguió un nuevo trabajo. Y, desde ese día, Corni dejó de ser egoísta y vanidoso y empezó una nueva vida. A todo esto guardo un refrán, que dice:
El que está en muchos cabos no está en ninguno.
Y, esto es algo que Corni aprendió muy bien.
jueves, 18 de diciembre de 2008
domingo, 14 de diciembre de 2008
Aniversario de los derechos humanos
¡Ay, los derechos humanos!
Siempre tan valiosos,
pero a veces no os hacemos caso.
La libertad y la igualdad
son derechos que debemos apreciar.
No importa el color,
el sexo o la raza ,
sino cómo es una persona
en su interior.
No más esclavitud,
ni más esclavos,
queremos pensar en libertad
y vivir en paz.
Queremos educarnos,
aprender,
vivir en una casa,
y no irnos nunca más
de nuestro país,
para contar nuestros derechos
a nuevos muchachos.
Siempre tan valiosos,
pero a veces no os hacemos caso.
La libertad y la igualdad
son derechos que debemos apreciar.
No importa el color,
el sexo o la raza ,
sino cómo es una persona
en su interior.
No más esclavitud,
ni más esclavos,
queremos pensar en libertad
y vivir en paz.
Queremos educarnos,
aprender,
vivir en una casa,
y no irnos nunca más
de nuestro país,
para contar nuestros derechos
a nuevos muchachos.
martes, 9 de diciembre de 2008
¡Feliz Navidad!
Alumnos/as y profesora de 6º A del CEIP Padre Manjón de Burgos os felicitamos la Navidad.
lunes, 8 de diciembre de 2008
La Navidad de Alejandro
Queridos lectores, os voy a contar una aventura de Alejandro. Este niño era moreno, con el pelo rizado, los ojos castaños y su tez morena. Era amable y compartía todo lo que tenía. Con sus ojos avispados y alegres hacía feliz a cualquiera cuando le miraba. Cuando le mirabas veías siempre una sonrisa adornando su dulce cara. Aunque no era raro puesto que toda su tribu era de cualidades similares. Y es que Alejandro era de un poblado africano.
Todos los días iba a los trigales a recoger algo de trigo. Pero eso era antes de que llegaran los misioneros. Éstos fundaron una escuela.
Iba a ser la Navidad y esperaba impaciente aquellos días que en otra época eran unos días más en la vida de Alejandro.
Este niño era muy curioso y podía conseguir enterarse de una historia entera sólo oyendo un rumor.
La noche de Nochebuena, Alejandro oyó hablar de una piedra mágica, y la fue a buscar. La encontró en los trigales. Cuando fue a entrar en el poblado, desapareció y se encontró en la casa de un niño comiendo pavo que le invitó a comer.
Alejandro aceptó. El niño se llamaba Javier y le contó muchas cosas sobre la gente de España. Y viceversa. Alejandro le contó cosas sobre África. Se hicieron tan amigos que todas las navidades las pasan juntos con la piedra preciosa.
Ardwik
Justo el día 17 de diciembre de 2008 un niño llamado Ardwik vivió uno de los días más importantes de su vida. Para él era un viernes como los demás, pero con una enorme ilusión: iba a ir con su familia a mirar los regalos de Navidad.
A él por una parte le gustaba porque quería ver y comprarlos. Pero por otra no le gustaba porque tendría que pagarlos él.
Se levantó a las nueve treinta con mucha esperanza de que habría nevado. Y no falló. Había nevado tanto que la nieve llegaba hasta sus rodillas. Ardwik desayunó rápidamente para salir y tirarse bolas o hacer un muñeco de nieve con su hermano Jack. Se tiraron bolas hasta hartarse. Luego se fueron a comer unas lentejas y una platusa para entrar en calor. Y de postre un zumo de naranjas con vitaminas.
A las cinco en punto se fueron al Toys'rus a comprar los regalos. Cuando entró vio un montón: coches teledirigidos, balones, playmobils, ropa, instrumentos musicales... Pero él tenía claro lo que quería: El Pro Evolution Scorer 9. Lo vieron en la parte de los videojuegos. Lo compró por 70 €. Al salir del supermercado vio a un niño vagabundo que le dio pena y decidió que pasaría el fin de semana con él y probar el nuevo juego. Al recordar esto, le vino a la cabeza que valía la pena pasar la Navidad con los que no la pueden celebrar.
El perro y la hormiga
Érase una vez un perro que vivía en la casa de su amo, le lavaban, le daban de comer siempre que lo deseaba y cuando quería, también era amigo de una hormiga que estaba todo el año trabajando para que en invierno no se muriera de hambre. El perro que era un gamberro de cuidado y se pasaba el día diciendo: ¡Jajajaja no vives con hilera de hormigas! ¡Tienes que trabajar para conseguir un poco de comida, y yo nada de nada!
Pero un día se enteró de que su país estaba en crisis y su amo le dijo que lo de la comida a todas las horas y cuando él quisiera, de eso ya nada, ahora tenía solo cuatro: desayuno, comida, merienda y cena.
Esto no le sentó demasiado bien al perro porque ya no tenía tantas razones para reírse de la hormiga a la que obviamente, no le afectaba la crisis. Pero ésta no era tan cruel como el perro y no se reía, ella seguía con su trabajo sin desconcentrarse.
En cosa de un mes, la crisis era súper grande y los amos pensaban en vender al perro porque no le podían alimentar. Esto nunca se lo hubiera imaginado el can, sin embargo sí era cierto para desesperación del perro.
Finalmente decidieron que se le quedaban pero debería comer muy poco, la hormiga ya le empezaba a recriminar que, o buscaba un poco de comida por la casa aunque sólo fuera eso como hacía ella o terminaría muriendo de hambre.
El perro se lo tomó a cachondeo porque no estaba dispuesto era a buscar comida por la casa como si fuera un vagabundo mal alimentado, y la verdad es que hace dos meses se creía el mejor perro que existía en el planeta.
Llegó el invierno y con él la crisis creció, que si los Reyes Magos, que si las meriendas de fin de año, que si no sé qué, que si no sé cuántos. El perro se estaba quedando en los huesos porque no quería ir a buscar comida, ni siquiera esforzarse para que, a través de él su amo pudiera ganar un poco más de dinero, y con eso alimentarse mejor. Pero no, él prefería eso, estar tirado por cualquier lado de la casa porque sin comida no tenía fuerza, antes que esforzarse un poquito y ponerse las botas de comida todos los días como la hormiga.
Pasó un año y finalmente el perro murió de hambre por la escasez de dinero de su amo y la hormiga vivió mucho hasta que la edad le hizo morir como a todas las personas y animales.
MORALEJA: Sin sufrimiento no se consigue nada más que la muerte.
Pero un día se enteró de que su país estaba en crisis y su amo le dijo que lo de la comida a todas las horas y cuando él quisiera, de eso ya nada, ahora tenía solo cuatro: desayuno, comida, merienda y cena.
Esto no le sentó demasiado bien al perro porque ya no tenía tantas razones para reírse de la hormiga a la que obviamente, no le afectaba la crisis. Pero ésta no era tan cruel como el perro y no se reía, ella seguía con su trabajo sin desconcentrarse.
En cosa de un mes, la crisis era súper grande y los amos pensaban en vender al perro porque no le podían alimentar. Esto nunca se lo hubiera imaginado el can, sin embargo sí era cierto para desesperación del perro.
Finalmente decidieron que se le quedaban pero debería comer muy poco, la hormiga ya le empezaba a recriminar que, o buscaba un poco de comida por la casa aunque sólo fuera eso como hacía ella o terminaría muriendo de hambre.
El perro se lo tomó a cachondeo porque no estaba dispuesto era a buscar comida por la casa como si fuera un vagabundo mal alimentado, y la verdad es que hace dos meses se creía el mejor perro que existía en el planeta.
Llegó el invierno y con él la crisis creció, que si los Reyes Magos, que si las meriendas de fin de año, que si no sé qué, que si no sé cuántos. El perro se estaba quedando en los huesos porque no quería ir a buscar comida, ni siquiera esforzarse para que, a través de él su amo pudiera ganar un poco más de dinero, y con eso alimentarse mejor. Pero no, él prefería eso, estar tirado por cualquier lado de la casa porque sin comida no tenía fuerza, antes que esforzarse un poquito y ponerse las botas de comida todos los días como la hormiga.
Pasó un año y finalmente el perro murió de hambre por la escasez de dinero de su amo y la hormiga vivió mucho hasta que la edad le hizo morir como a todas las personas y animales.
MORALEJA: Sin sufrimiento no se consigue nada más que la muerte.
sábado, 6 de diciembre de 2008
El león
Érase una vez un león muy fuerte, de pelaje marrón oscuro y tan grande como un coche, pero que tenía el cerebro del tamaño de un guisante. Al león, llamado Dinrio, le habían intentado cazar más de mil veces y todas había salido victorioso.
Un día una tribu llegó a la sabana. Parecía más fuerte que las anteriores. Constaba de treinta y siete personas. Su jefe se llamaba Labú e iba con la intención de derrotar a Dinrio. Después de una semana la tribu salió en busca del rey de la selva. Le encontraron bajo un árbol durmiendo. Un integrante de la etnia se lanzó encima de él y salió por los aires y se quedó con un brazo roto.
- Que venga otro más y le pasará como a ése- decía Dinrio.
- ¡A por él!- gritaba Labú.
El animal se les quitaba de encima como si fueran moscas. Todo el pueblo acabó o con un brazo roto o con una brecha en la cabeza o con la pierna fracturada…
Al siguiente día el más enclenque del grupo decía que le iba a cazar. Todos se echaron a reír.
- ¡Ja ja ja! Si no puedes ni a una mosca.
Entonces preparó la trampa más astuta que se haya visto jamás. Fue poniendo trozos de carne en el suelo hasta llegar a un jabalí muerto que estaba encima de una manta, donde debajo había un agujero. Cuando Dinrio vio la carne, la siguió hasta donde estaba el jabalí; el león se abalanzó sobre él y cayó al agujero. Todos tuvieron una buena cena y le dieron las gracias al canijo.
Un día una tribu llegó a la sabana. Parecía más fuerte que las anteriores. Constaba de treinta y siete personas. Su jefe se llamaba Labú e iba con la intención de derrotar a Dinrio. Después de una semana la tribu salió en busca del rey de la selva. Le encontraron bajo un árbol durmiendo. Un integrante de la etnia se lanzó encima de él y salió por los aires y se quedó con un brazo roto.
- Que venga otro más y le pasará como a ése- decía Dinrio.
- ¡A por él!- gritaba Labú.
El animal se les quitaba de encima como si fueran moscas. Todo el pueblo acabó o con un brazo roto o con una brecha en la cabeza o con la pierna fracturada…
Al siguiente día el más enclenque del grupo decía que le iba a cazar. Todos se echaron a reír.
- ¡Ja ja ja! Si no puedes ni a una mosca.
Entonces preparó la trampa más astuta que se haya visto jamás. Fue poniendo trozos de carne en el suelo hasta llegar a un jabalí muerto que estaba encima de una manta, donde debajo había un agujero. Cuando Dinrio vio la carne, la siguió hasta donde estaba el jabalí; el león se abalanzó sobre él y cayó al agujero. Todos tuvieron una buena cena y le dieron las gracias al canijo.
No por ser el más fuerte vas a vencer porque más vale maña que fuerza.
viernes, 5 de diciembre de 2008
Ana, Carolina y Papá Noel
Érase una vez, en un lugar muy lejano llamado Escondido,una niña llamada Ana que tenía 6 años, ojos marrones como la madera, el pelo negro como el carbón y era dulce como la miel, su mejor amiga se llamaba Carolina. Ana era una niña muy humilde. Era huérfana. No la podían acoger en un orfanato. La familia de Carolina era de clase media.
Llegó el día más esperado para Ana, el 24 de Diciembre, porque era cuando estaba con su mejor amiga .
Carolina no quería que Ana se quedase deambulando por las calles el día de Navidad. Así que la dijo: -Oye Ana ¿querrías venir a mi casa esta noche? ¡Va a venir Papá Noel!
-Gracias pero no quiero ser una molestia.
- No, si no lo eres. Por favor...
-Vale, pero que conste que sólo por un día.
- ¡Bien! Pero esta noche va a venir Papá Noel, dime algún regalo que le quieras pedir.
- No, si yo por querer, quiero muchas cosas, pero no es cuestión de pedir, es cuestión de ganárselas.
-Ya, bueno, pero algo querrás, especialmente, sólo un regalo.
- Vale, pero no creo que lo pueda conseguir ese tal Papá Noel.
- Bueno ya lo veremos, tú di.
- Pues... que unos padres de adopción me quieran tener como hija suya.
- Seguro que lo consigue, o eso espero.
- Bueno, pero vámonos a mi casa que está empezando a anochecer.
Ya en casa de Carolina, Ana se puso ropa nueva, y tomó un caldo bien calentito, después cenaron y se fueron a la cama. A la mañana siguiente debajo del árbol de Navidad estaban todos los regalos que había pedido Carolina, el set de libros, nuevos rotuladores y una película. Ana fue a ver si su regalo estaba ¡no le veía! pero lo que sí vio, fue una notita que ponía: "Querida Ana, te he encontrado unos padres adoptivos, espero que lo aproveches. Con cariño, Papá Noel"
Ana pensó: aquí no viene quiénes son los padres adoptivos. Al instante aparecieron los padres de Carolina con una solicitud de adopción para adoptar a Ana. ¡Estaba aprobada! Ana ya lo había conseguido, ¡Carolina, era su hermana! Desde ese momento Carolina y Ana fueron hermanas además de estupendas amigas.
Un cuento de Navidad
Había un pueblo muy lejano, en la Antártida, en el que no existían las nuevas tecnologías y todo el mundo era feliz.
En el pueblo había una anciana muy respetada por todos niños y mayores. Se entretenía contando cuentos a los niños en sus ratos libres. La señora se llamaba Caudia y era como todas las mujeres de su edad, pero se conservaba mucho mejor.
Llegaban las fechas de Navidad y un día les contó a los niños un cuento diferente a todos los que les contaba durante el año.
Comenzaba así: érase una vez en el Polo Norte un hombre de barba blanca, su mujer y sus dos hijas. Ese hombre era Santa Claus, su mujer señora Claus y sus dos hijas María y Lucía. Lucía era una niña muy curiosa y María muy prudente. Un día Lucía estaba mirando los libros de su padre y vio uno donde ponían las instrucciones para parar el tiempo. Se lo dijo a su hermana pero ésta se negó porque era muy peligroso. Sin querer, pulsó el botón y se paró el tiempo. Ana fue andando por el pueblo y se dio cuenta de la grave situación de la ciudad, también se dirigió a la fábrica de su padre y en su despacho vio a un hombre con un plano en la mano para tender una trampa a su padre y quitarle el puesto.
Aterrorizada fue a comentárselo a su papá, pulsó nuevamente el botón y le contó lo sucedido, quien muy pronto tomó medidas.
Expulsó a quien quería hacerle daño y subió el sueldo a los elfos.
Y después de este cuento todos los niños aprendieron a valorar lo que tienen.
La importancia de tener disciplina en la vida
Había una vez un niño que se llamaba Víctor, siempre hacía lo que le daba la gana y nunca hacía lo que tenía que hacer. En el colegio no estudiaba ni hacía la tarea y en casa no hacía más que jugar.
Un día iba por el parque y vio un perro de color marrón y con manchas, pero no era un perro normal, era un perro que hablaba. Éste al ver cómo se portaba le dijo a Víctor que tuviera disciplina porque se quedaría sin amigos y estaría solo como le pasó a él una vez. Mordía y atacaba a los demás perros y le llevaron a la perrera, pero como no lo quería nadie se quedó sin dueño y era un perro callejero.
Víctor seguía portándose mal y no hacía nada de lo que tenía que hacer. Un día iba por la calle y se dio cuenta de que nadie le hablaba y que se estaba quedando sin amigos y empezó a seguir el consejo que le había dicho el perro. Empezó a portarse bien y a hacer las cosas que tenía que hacer. Desde ese día recuperó a los amigos y conoció a otros nuevos. Cuando iba por la calle vio al perro y éste le dio la enhorabuena.
Un día iba por el parque y vio un perro de color marrón y con manchas, pero no era un perro normal, era un perro que hablaba. Éste al ver cómo se portaba le dijo a Víctor que tuviera disciplina porque se quedaría sin amigos y estaría solo como le pasó a él una vez. Mordía y atacaba a los demás perros y le llevaron a la perrera, pero como no lo quería nadie se quedó sin dueño y era un perro callejero.
Víctor seguía portándose mal y no hacía nada de lo que tenía que hacer. Un día iba por la calle y se dio cuenta de que nadie le hablaba y que se estaba quedando sin amigos y empezó a seguir el consejo que le había dicho el perro. Empezó a portarse bien y a hacer las cosas que tenía que hacer. Desde ese día recuperó a los amigos y conoció a otros nuevos. Cuando iba por la calle vio al perro y éste le dio la enhorabuena.
La pequeña Lidia
Era una fría noche , y en el orfanato Sozagua sólo había una persona despierta , ella era rubia , de ojos azules, blanca como la nieve y llevaba un haraposo vestido descolorido de color rosa , se llamaba Lidia, y era una niña huérfana. Vivía en aquel frío y horrible orfanato del cual quería escapar, y ésta era la noche en la que iba a hacerlo. Se puso sus destrozados zapatos y salió por una de la ventanas que había rotas , por las cuales entraba el congelante frío que tanto molestaba dentro del orfanato .
Tras salir al patio se subió a la valla y comenzó a escalar, luego de un salto bajó, había conseguido salir de ese horrible lugar. Tras escapar se dirigió al interior de la ciudad, ya que el orfanato estaba a las afueras. Al llegar estaba muerta de frío y, además soplaba un viento helador. Lidia , se acurrucó en una esquina y permaneció allí, pues no sabía dónde ir. Cuando estaba casi congelada vio a un hombre muy bien vestido y con una cálida sonrisa agachado frente a ella. El hombre la llevó en brazos a su casa , vivía en una gran, lujosa y caliente mansión.
La dio de cenar, le dio una manta suave y de terciopelo y le enseñó la casa. Además aquel hombre tenía un gran jardín en la parte trasera de la mansión. Más tarde el hombre, por fin se presentó.
-Hola , me llamo Jack ¿ y tú?
- Yo... soy Lidia. - Respondió tímidamente . - Soy huérfana y me he escapado del orfanato Sozagua porque era horrible.
- Así que eres huérfana , hum... y bueno, ¿qué te parece la casa?
- Es muy bonita, me gustaría vivir aquí.
- Dado que eres huérfana ... ¿que te parecería vivir aquí , yo podría adoptarte y serías el mejor regalo de Navidad , porque hoy es Nochebuena, sabes?
- ¿Lo dice en serio? Claro que me gustaría quedarme aquí.
- ¿Había encontrado Lidia un hogar y un nuevo padre?...
Un belén de Navidad
En una pequeña ciudad, la parroquia del barrio siempre organizaba concursos de belenes en Navidad. El premio era ir a conocer a Santa Claus en Irlanda.
Todos los niños querían concursar, pero sólo uno podía ganar. Había un niño que únicamente tenía dinero para comprar el misterio del Belén, a él le daba igual, concursó como cualquier otro. Cuando el párroco de la parroquia fue a ver los belenes que montaron todos aquellos niños, decidió que el mejor belén era el del niño pobre.
Aquel muchacho dijo al párroco: - yo no quiero ir a conocer a Papá Noel, yo quisiera una caja de figuras para completar mi belén.
Entonces en aquella parroquia se hizo una colecta de figuras para dárselas al chico ya que era toda su ilusión. El niño cuando las vio se ilusionó mucho y empezó a formar su nuevo belén con un tablero muy grande y todas esas figuritas. Aquel belén le quedó precioso y decidió conservarlo durante toda su vida.
miércoles, 3 de diciembre de 2008
Una buena obra
Había una vez en un pueblo pequeño una familia que era muy feliz, pero, en cambio, sus vecinos eran muy desagradables y bastante ariscos.
Se acercaban las Navidades y en el pueblo los chiquillos más pequeños jugaban a las típicas batallas de bolas de nieve. La familia desagradable estaba casi todo el día molestando a las demás familias de aquel pueblo.
Javier que era el pequeño de la familia arisca, en vez de tirar bolas de nieve, tiraba trozos de hielo. Mario, que era el hermano mayor de Javier, era famoso en el colegio porque era el típico chulito que en el recreo se metía con todo el que podía. Y por ultimo, estaba Raquel, su hermana, una chica de 14 años que había repetido dos cursos. En casa estaban, Rosa y Manuel, que eran los padres. Manuel timaba casi siempre a Hacienda y Rosa muchas veces se metía al bolso algunas cosas de la tienda y las robaba.
Pero un día, la familia amable se reunió porque estaban oyendo con mucha frecuencia quejas sobre sus vecinos ariscos. Entonces éstos aprovecharon la época navideña para intentar mejorar los modales de los famosos vecinos.
Los niños empezaron diciendo a Javier, que no tirase trozos de hielo porque podría hacer una brecha a algún niño pequeño. Luego, dijeron a Mario y su pandilla, que si no paraban de reírse de los demás, irían todos los niños del recreo a por ellos y les llevarían al director. Por último, los niños terminaron su labor obligando a estudiar a Raquel porque si no, la dijeron, que acabaría pidiendo en la calle.
La tarea de los adultos de aquel pequeño pueblo era que tenían que decirle a Manuel que pagase lo correcto a hacienda, porque sino irían a la policía para decirles que Manuel les ha estado timando todo este tiempo. Y, los vecinos del pueblo también contribuyeron para poner unas cámaras en la tienda del pueblo para que Rosa no robase más.
El resultado de tomar todas estas medidas fue el siguiente: Javier jugaba con los demás chavales con normalidad; Mario en el recreo descubrió lo divertido que es jugar con los demás niños al fútbol; Raquel mejoró su nota media de ”muy deficiente“ a ”notable“; Rosa cambió su manía de robar en la tienda del pueblo por la de dejar una propina y por último, Manuel pagó todo lo que debía a Hacienda como buen ciudadano.
Desde aquel año, el 25 de Diciembre, se celebra una merienda en memoria de esta buena obra.
Se acercaban las Navidades y en el pueblo los chiquillos más pequeños jugaban a las típicas batallas de bolas de nieve. La familia desagradable estaba casi todo el día molestando a las demás familias de aquel pueblo.
Javier que era el pequeño de la familia arisca, en vez de tirar bolas de nieve, tiraba trozos de hielo. Mario, que era el hermano mayor de Javier, era famoso en el colegio porque era el típico chulito que en el recreo se metía con todo el que podía. Y por ultimo, estaba Raquel, su hermana, una chica de 14 años que había repetido dos cursos. En casa estaban, Rosa y Manuel, que eran los padres. Manuel timaba casi siempre a Hacienda y Rosa muchas veces se metía al bolso algunas cosas de la tienda y las robaba.
Pero un día, la familia amable se reunió porque estaban oyendo con mucha frecuencia quejas sobre sus vecinos ariscos. Entonces éstos aprovecharon la época navideña para intentar mejorar los modales de los famosos vecinos.
Los niños empezaron diciendo a Javier, que no tirase trozos de hielo porque podría hacer una brecha a algún niño pequeño. Luego, dijeron a Mario y su pandilla, que si no paraban de reírse de los demás, irían todos los niños del recreo a por ellos y les llevarían al director. Por último, los niños terminaron su labor obligando a estudiar a Raquel porque si no, la dijeron, que acabaría pidiendo en la calle.
La tarea de los adultos de aquel pequeño pueblo era que tenían que decirle a Manuel que pagase lo correcto a hacienda, porque sino irían a la policía para decirles que Manuel les ha estado timando todo este tiempo. Y, los vecinos del pueblo también contribuyeron para poner unas cámaras en la tienda del pueblo para que Rosa no robase más.
El resultado de tomar todas estas medidas fue el siguiente: Javier jugaba con los demás chavales con normalidad; Mario en el recreo descubrió lo divertido que es jugar con los demás niños al fútbol; Raquel mejoró su nota media de ”muy deficiente“ a ”notable“; Rosa cambió su manía de robar en la tienda del pueblo por la de dejar una propina y por último, Manuel pagó todo lo que debía a Hacienda como buen ciudadano.
Desde aquel año, el 25 de Diciembre, se celebra una merienda en memoria de esta buena obra.
lunes, 1 de diciembre de 2008
Máquinas creativas
Como estamos estudiando las fuerzas y las máquinas, aquí os dejo un interesante vídeo sobre máquinas creativas.
domingo, 30 de noviembre de 2008
Marcos, el salvador de la Navidad
Érase una vez un niño alto, con las manos pequeñitas y de pelo moreno que tenía quince años, se llamaba Marcos. Vivía en el país de los elfos (los ayudantes de Papá Noel), pero no había nacido allí. Había nacido en Suiza, aunque no había estado en esa ciudad ni siquiera un mes porque, cuando era bebé, sus padres le dejaron en una puerta de una casa, y antes de que abriera el dueño, le cogió un elfo y se le llevó a su país.
Llegaba la Navidad, una época para los elfos de mucho trabajo porque tenían que leer todas las cartas, comprar todos los regalos y envolverlos sin ningún fallo. Y esto lo tenían que hacer con todas las personas del mundo. Era uno de noviembre, faltaba un mes y veinticuatro días para que su jefe, Papá Noel, repartiese los regalos. Marcos se levantó con muchas ganas de empezar a comprar los obsequios, pero lo primero que hacía era dar los buenos días a Papá Noel.
-Hola Noel – que así es como le llamaba Marcos- ¿qué tengo que hacer hoy?
-Comprar los regalos, pero cuidado, corre el rumor de que alguien quiere fastidiar esta Navidad.
Marcos fue a comprar las ofrendas y volvió, junto a dos elfos, con todos los presentes. Al día siguiente todos los elfos y elfas del país estaban envolviéndolos. Acabaron de preparar todos en un mes.
Cuando sólo faltaban cuatro días para que Papá Noel repartiese los regalos pasó algo terrible. Esa noche entró Silver Plate al taller y, con sus siete acompañantes… ¡se llevó todos los obsequios! A la mañana siguiente todos se pusieron muy tristes al ver que todos los regalos habían desaparecido.
-¡Dónde están los donativos! – decía enfadado Papá Noel.
Nadie le contestaba. Mandaron a la policía de los elfos a buscar al ladrón. Éstos encontraron la guarida de Silver con todos ellos. Pero secuestraron a los policías.
Papá Noel se enteró dónde estaba la guarida por un vídeo que salió en el telediario. Mandó a Marcos a por los regalos. El niño entró en el escondite del villano y, como un superhéroe rescató a los policías y se llevó todos los regalos. Volvió al país de los elfos. Papá Noel al ver que llevaba todos los paquetes se puso muy contento y nombró a Marcos Vicepapanoel. Y así la noche del veinticinco de diciembre, Papá Noel, dio los regalos a todos los niños y niñas del mundo. Y colorín colorado este cuento se ha acabado.
Llegaba la Navidad, una época para los elfos de mucho trabajo porque tenían que leer todas las cartas, comprar todos los regalos y envolverlos sin ningún fallo. Y esto lo tenían que hacer con todas las personas del mundo. Era uno de noviembre, faltaba un mes y veinticuatro días para que su jefe, Papá Noel, repartiese los regalos. Marcos se levantó con muchas ganas de empezar a comprar los obsequios, pero lo primero que hacía era dar los buenos días a Papá Noel.
-Hola Noel – que así es como le llamaba Marcos- ¿qué tengo que hacer hoy?
-Comprar los regalos, pero cuidado, corre el rumor de que alguien quiere fastidiar esta Navidad.
Marcos fue a comprar las ofrendas y volvió, junto a dos elfos, con todos los presentes. Al día siguiente todos los elfos y elfas del país estaban envolviéndolos. Acabaron de preparar todos en un mes.
Cuando sólo faltaban cuatro días para que Papá Noel repartiese los regalos pasó algo terrible. Esa noche entró Silver Plate al taller y, con sus siete acompañantes… ¡se llevó todos los obsequios! A la mañana siguiente todos se pusieron muy tristes al ver que todos los regalos habían desaparecido.
-¡Dónde están los donativos! – decía enfadado Papá Noel.
Nadie le contestaba. Mandaron a la policía de los elfos a buscar al ladrón. Éstos encontraron la guarida de Silver con todos ellos. Pero secuestraron a los policías.
Papá Noel se enteró dónde estaba la guarida por un vídeo que salió en el telediario. Mandó a Marcos a por los regalos. El niño entró en el escondite del villano y, como un superhéroe rescató a los policías y se llevó todos los regalos. Volvió al país de los elfos. Papá Noel al ver que llevaba todos los paquetes se puso muy contento y nombró a Marcos Vicepapanoel. Y así la noche del veinticinco de diciembre, Papá Noel, dio los regalos a todos los niños y niñas del mundo. Y colorín colorado este cuento se ha acabado.
La importancia de la constancia en los trabajos
Érase una vez un animal que vivía en la mitad de un bosque deshabitado y todos los días regaba los árboles, las plantas, quitaba las malas hierbas...
También cuidaba los frutales y cogía los frutos ya maduros, éso le servía de alimento todo el año.
Al otro lado vivía un animal irresponsable y no hacía nada en el bosque, no podaba nada y dormía en el primer sitio que no hubiera hierba alta, que cada vez era más difícil. También tenía una cosa mucho más preocupante, que apenas tenía comida y se estaba quedando esmirriado, pero seguía sin esforzarse por nada del mundo.
El animal responsable, sin hacer un esfuerzo al cien por cien, sólo un poco cada día, vivía la vida plenamente.
A los dos años, el irresponsable, se murió de hambre con doce años.
Sin embargo, el otro, con cincuenta sigue viviendo como un chaval, y todo eso se lo debe a la constancia.
También cuidaba los frutales y cogía los frutos ya maduros, éso le servía de alimento todo el año.
Al otro lado vivía un animal irresponsable y no hacía nada en el bosque, no podaba nada y dormía en el primer sitio que no hubiera hierba alta, que cada vez era más difícil. También tenía una cosa mucho más preocupante, que apenas tenía comida y se estaba quedando esmirriado, pero seguía sin esforzarse por nada del mundo.
El animal responsable, sin hacer un esfuerzo al cien por cien, sólo un poco cada día, vivía la vida plenamente.
A los dos años, el irresponsable, se murió de hambre con doce años.
Sin embargo, el otro, con cincuenta sigue viviendo como un chaval, y todo eso se lo debe a la constancia.
sábado, 29 de noviembre de 2008
El niño rico
Érase una vez un niño que sus padres eran muy ricos, y cada cosa que él quería se la compraban, y eso que había algunas que todavía no había estrenado.
Y no solo eso, sino que cuando había algo que ya no quería, sus padres le decían que se la diera a los pobres, pero él “r que r”, se empeñaba en que era suyo y nunca había manera. Ya con 12 años se encontró con un grave problema: ¡Qué pedía para Reyes! Ya lo tenía todo, no le faltaba nada de nada, ni las cosas de las niñas ni de bebés…
Entonces tuvo que buscar mucho y vio tres o cuatro cosas. Lo malo fue que sus padres le dijeron que los Reyes Magos no vendrían si no daba algún regalo a los niños pobres.
Para sorpresa de los padres el niño cedió. Se fue a su sala de juegos y allí cogió más de ochenta. Les dijo a sus papás: si doy mis juguetes primero tengo que ver a quién se los doy. Sus padres le dijeron que estaban de acuerdo, irían a La República de Burundi, el país más pobre del mundo, está situado en África occidental, allí trabajan casi doce horas para ganarse un mendrugo de pan sin miga.
El niño muy conmovido por lo del pan no se lo pensó dos veces y les dijo a sus padres que estaría encantado de ir allí y conocer a los niños de los que tanto hablan que son muy majos, pero no tienen nada que aprender ni juguetes para divertirse un rato, y su amigos son los del trabajo.
Pasados tres días ya estaban allí, y el niño como se conmovió con la charla de sus padres, llevó exactamente ciento dos juguetes que ya no quería y los fue dando a los niños que iba conociendo; no sólo se lo pasaba fenomenal sino que, hacía amigos con los que jugaba por ultima vez con sus ex juguetes.
Allí no faltaba mucho para elegir al misionero del año ya que estaban a 28 de diciembre. Pero claro, el niño rico lo que no sabía es que él estaba entre los candidatos, y mucho menos que todos los niños votaran. Para sorpresa el día 31 se dieron los resultados. El premio era dinero, aunque no una gran cantidad. Y el campeón fue él, como sabía que todo el dinero que quisiera lo tendría si se lo pedía a sus padres, a los pocos niños que se quedaron sin juguetes les dio una pequeña cantidad de dinero para que se compraran algunos.
Ya el día 4 de enero llegaron a Alemania, su país. El día 6 vinieron los Reyes Magos y a este niño le trajeron todos los juguetes que pidió más alguno que quería, pero no lo puso en la carta porque se le olvidó y le daban pena los pobres que no iban a tener nada.
Desde entonces todos los años en vísperas de los Reyes Magos se va a alguna ciudad muy muy pobre para dar sus juguetes viejos o que ya no quiere, en casi todos gana el premio al mejor misionero pero cuando no lo consigue le da igual. El próximo año lo volverá a intentar.
Y no solo eso, sino que cuando había algo que ya no quería, sus padres le decían que se la diera a los pobres, pero él “r que r”, se empeñaba en que era suyo y nunca había manera. Ya con 12 años se encontró con un grave problema: ¡Qué pedía para Reyes! Ya lo tenía todo, no le faltaba nada de nada, ni las cosas de las niñas ni de bebés…
Entonces tuvo que buscar mucho y vio tres o cuatro cosas. Lo malo fue que sus padres le dijeron que los Reyes Magos no vendrían si no daba algún regalo a los niños pobres.
Para sorpresa de los padres el niño cedió. Se fue a su sala de juegos y allí cogió más de ochenta. Les dijo a sus papás: si doy mis juguetes primero tengo que ver a quién se los doy. Sus padres le dijeron que estaban de acuerdo, irían a La República de Burundi, el país más pobre del mundo, está situado en África occidental, allí trabajan casi doce horas para ganarse un mendrugo de pan sin miga.
El niño muy conmovido por lo del pan no se lo pensó dos veces y les dijo a sus padres que estaría encantado de ir allí y conocer a los niños de los que tanto hablan que son muy majos, pero no tienen nada que aprender ni juguetes para divertirse un rato, y su amigos son los del trabajo.
Pasados tres días ya estaban allí, y el niño como se conmovió con la charla de sus padres, llevó exactamente ciento dos juguetes que ya no quería y los fue dando a los niños que iba conociendo; no sólo se lo pasaba fenomenal sino que, hacía amigos con los que jugaba por ultima vez con sus ex juguetes.
Allí no faltaba mucho para elegir al misionero del año ya que estaban a 28 de diciembre. Pero claro, el niño rico lo que no sabía es que él estaba entre los candidatos, y mucho menos que todos los niños votaran. Para sorpresa el día 31 se dieron los resultados. El premio era dinero, aunque no una gran cantidad. Y el campeón fue él, como sabía que todo el dinero que quisiera lo tendría si se lo pedía a sus padres, a los pocos niños que se quedaron sin juguetes les dio una pequeña cantidad de dinero para que se compraran algunos.
Ya el día 4 de enero llegaron a Alemania, su país. El día 6 vinieron los Reyes Magos y a este niño le trajeron todos los juguetes que pidió más alguno que quería, pero no lo puso en la carta porque se le olvidó y le daban pena los pobres que no iban a tener nada.
Desde entonces todos los años en vísperas de los Reyes Magos se va a alguna ciudad muy muy pobre para dar sus juguetes viejos o que ya no quiere, en casi todos gana el premio al mejor misionero pero cuando no lo consigue le da igual. El próximo año lo volverá a intentar.
viernes, 28 de noviembre de 2008
martes, 25 de noviembre de 2008
Concurso navideño
En el concurso navideño de postales de Caja Burgos quiero participar con este trabajo hecho con pinturas al pastel.
Espero que os guste.
lunes, 24 de noviembre de 2008
Adivinanza
Hola a todos, os voy a poner una adivinanza:
¿Cuál es el medio de transporte más usado en el mundo?
¿Cuál es el medio de transporte más usado en el mundo?
Los tres árboles
Éste es el comienzo de un cuento anónimo. Te propongo que escribas el final en los comentarios.
Un día en la cumbre de una montaña, tres pequeños árboles juntos estaban hablando sobre lo que querían llegar a ser cuando fueran grandes.
El primer arbolito miró hacia las estrellas y dijo así: -Yo quiero guardar tesoros. Quiero ser un cofre o un baúl, estar repleto de oro y ser llenado de piedras preciosas. Yo sería el baúl más hermoso del mundo.
Así los otros lo contemplaron.
El segundo arbolito miró un pequeño arroyo que corría hacia el océano y dijo así:
-Yo quiero viajar a través de aguas terribles y llevar reyes poderosos sobre mí. Yo sería el barco más importante del mundo.
Así los otros lo contemplaron.
El tercer arbolito miró hacia el valle que estaba debajo de aquella montaña donde se econtraban y vio a hombres y mujeres trabajando, niños jugando en ese pueblo laborioso y dijo así:
-Yo no quiero nunca irme de la cima de esta montaña.
Yo quiero crecer tan alto, que cuando la gente del pueblo se pare a mirarme, ellos levanten su mirada hacia el cielo y piensen en Dios. Yo sería el árbol más alto del mundo.
Así pasaron los años, las estaciones, lluvias, el brillo del sol y los pequeños árboles crecieron altos.
Un día, tres leñadores subieron a la cumbre de aquella montaña.
El primer leñador miró al primer árbol y dijo:
-Qué árbol tan hermoso es éste, y así con la arremetida de su hacha brillante el primer árbol cayó y este pensó:
- Ahora me deberán convertir en un hermoso baúl, debería contener los tesoros más maravillosos.
El segundo leñador miró al segundo árbol y dijo:
-Este árbol es fuerte, es ideal para mí, así entonces con la arremetida de su hacha brillante el segundo árbol cayó, y éste pensó:
-Ahora debería navegar aguas terribles, debería ser un barco importante, para reyes temidos y poderosos.
El primer arbolito miró hacia las estrellas y dijo así: -Yo quiero guardar tesoros. Quiero ser un cofre o un baúl, estar repleto de oro y ser llenado de piedras preciosas. Yo sería el baúl más hermoso del mundo.
Así los otros lo contemplaron.
El segundo arbolito miró un pequeño arroyo que corría hacia el océano y dijo así:
-Yo quiero viajar a través de aguas terribles y llevar reyes poderosos sobre mí. Yo sería el barco más importante del mundo.
Así los otros lo contemplaron.
El tercer arbolito miró hacia el valle que estaba debajo de aquella montaña donde se econtraban y vio a hombres y mujeres trabajando, niños jugando en ese pueblo laborioso y dijo así:
-Yo no quiero nunca irme de la cima de esta montaña.
Yo quiero crecer tan alto, que cuando la gente del pueblo se pare a mirarme, ellos levanten su mirada hacia el cielo y piensen en Dios. Yo sería el árbol más alto del mundo.
Así pasaron los años, las estaciones, lluvias, el brillo del sol y los pequeños árboles crecieron altos.
Un día, tres leñadores subieron a la cumbre de aquella montaña.
El primer leñador miró al primer árbol y dijo:
-Qué árbol tan hermoso es éste, y así con la arremetida de su hacha brillante el primer árbol cayó y este pensó:
- Ahora me deberán convertir en un hermoso baúl, debería contener los tesoros más maravillosos.
El segundo leñador miró al segundo árbol y dijo:
-Este árbol es fuerte, es ideal para mí, así entonces con la arremetida de su hacha brillante el segundo árbol cayó, y éste pensó:
-Ahora debería navegar aguas terribles, debería ser un barco importante, para reyes temidos y poderosos.
domingo, 23 de noviembre de 2008
El elefante sin trompa
Éste era un elefante sin trompa, se llamaba Dumbo. Tenía miedo de salir de casa porque la gente se reiría de él.
De pronto, llegó un mago y le puso una bonita trompa. Salió y, ¡era el más bonito de todos! Las personas sólo le miraban a él.
Un día por la noche una bruja se la quitó. Salió a la calle y los elefantes le preguntaron:
- ¿Qué te ha pasado?
- No lo sé.
La gente se reía y el elefante sentía mucha vergüenza.
Pasaron los días y cuando estaba dormido, la bruja entró en su sueño, le contó todo. Dumbo se lo explicó a sus amigos y éstos decidieron ayudarle.
Todos se fueron en busca de la bruja. Ya se veía el castillo cuando... ¡pum! Una enorme piedra cayó en el camino.
-¿Qué hacemos?
-Intentemos moverla.
No pudieron. Dumbo tuvo una idea. Levantad la piedra 2 cm. Entonces sacó una bolsita de canicas y las tiró debajo de la piedra. Y nada más tocarla, se fue rodando.
- Por fin podemos ir al castillo.
Entraron y, era enorme. Al final estaba la bruja. Hubo muchos problemas, pero los resolvieron fácilmente. Llegaron hasta ella y Dumbo le dijo que le diera la trompa. La bruja huyó, pero la trompa se la cayó en el camino y colorían colorado, este cuento se ha acabado.
viernes, 21 de noviembre de 2008
Silencio
Si te llamo... silencio.
Si te busco, no te encuentro
porque todo es, silencio.
Si en ti pienso, me arrepiento
de haberte dejado marchar,
sin haberme despedido ,
de tu personalidad.
Porque todo es silencio,
y sin ti todo da igual.
Si te busco, no te encuentro
porque todo es, silencio.
Si en ti pienso, me arrepiento
de haberte dejado marchar,
sin haberme despedido ,
de tu personalidad.
Porque todo es silencio,
y sin ti todo da igual.
Sabías que...
¡Los microbios están en todas partes!
En un puñado de tierra, hay más microbios que habitantes en el mundo.
¡Pero no todos son malos!
Gracias a las bacterias se hace el vinagre, el yogurt y el queso. Sin embargo
algunos virus causan enfermedades.
En un puñado de tierra, hay más microbios que habitantes en el mundo.
¡Pero no todos son malos!
Gracias a las bacterias se hace el vinagre, el yogurt y el queso. Sin embargo
algunos virus causan enfermedades.
jueves, 20 de noviembre de 2008
¿Qué pasaría si la pizarra hablara, anduviera y se fuera de clase?
Justamente el día 17 de octubre de 2008 a las 10:30 h comenzó una pequeña pesadilla en clase, en el colegio Padre Manjón situado en la calle Salas de Burgos. Resultó que nuestra pizarra en la que siempre habíamos escrito, hablaba.
Cuando la profesora se ponía a explicar y a escribir en ella, ésta se ponía a cantar y a bailar, incluso borraba lo que la profesora había escrito y escribía lo que ella quería. Mi profesora Julita se enfadaba y mis compañeros y yo extrañados nos reíamos.
Era una gran faena ir a clase y no poder aprender porque a la pizarra no le daba la gana. Lo que ocurrió fue que a la semana siguiente, el lunes cuando entrábamos a clase a las 9:00 h en punto había ocurrido algo...
Había exclamaciones de unos compañeros a otros porque la pizarra ¡había desaparecido! Pero... ¿Dónde estaría? Quizá patinando, quizá saltando, quizá de compras con mil bolsas llenas de trapos, quizá en El Corte Inglés o aprendiendo francés... ¿Dónde estaría la pizarra?
Anacleta, una niña de mi clase, se puso a llorar, lloraba tan fuerte que subió hasta el Director que se llamaba Toribio y nos preguntó qué pasaba.
Nos inventamos que se había caído la pizarra y le dijimos que la estaban arreglando.
Al día siguiente nuestra querida pizarra apareció bailando sevillanas y tocando las castañuelas. Desde entonces, hemos hecho un trato con ella, de 9:00 a 13:00 h damos clase y de 13:00 a 14:00 h hacemos lo que la pizarra quiera y así estamos muy contentos.
¿Qué pasaría si un libro fuera como un sueño?
Hace mucho, no, hace poco, no tampoco, hace unos días, no no y no, nunca sé cómo empezar un cuento, una historia...
¡Claro una semana! Sí, exactamente mi historia ocurrió hace una semana.
Bueno, hace una semana me pasó una cosa que nunca olvidaré. Sí, me acuerdo exactamente de que... leí un libro, ¿o de que tuve un sueño? Ya empezamos con el lío, pero... todo empezó así.
Estaba en la cama leyendo un libro y pensé, esto nunca ocurrirá, así que cuando ya leí hasta el capitulo 4 ó 5... dije de nuevo, no pasará...
Me levanté de la cama y fui a la ventana. No llegaba, abrí la puerta, bajé las escaleras y... Me quedé más que sorprendida al ver q... que el mar estaba enfrente de mí y yo vivía en Madrid. Por una parte no fue eso lo que más me sorprendió (he dicho por una parte) fue... ¿qué era esa luz dentro del mar? Parecía un tesoro, pero no podía ser.
¿Sería un pez de esos raros tan feroces que llevan la luz o la bombilla? Cómo se llaman.. ah sí, ya me acuerdo, luz... no era así, era... voy a ser sincera no me acuerdo. E...er...e.. eran estrellas y… estrellas en el mar imposible en este momento estaba segura de dos o tres o cuatro cosas. Una que seguro que estaba en el espacio, así que para averiguarlo miré hacia atrás ¿mi barrio? Vale no estaba en el espacio (ahora sólo estaba segura de tres cosas), no sólo de dos.
Segunda, estaba soñando totalmente, así que para averiguarlo me pellizqué la cara, no estaba soñando. ¡Ay! ya van tres cosas que están seguras, me dolía la cara.
Estaba desconcentraba ¿el mar era el cielo con estrellas abajo, el cielo era el mar y el mar el cielo, o que pasaba? Toqué lo que suele ser el mar en sitios como Barcelona o Benidorm ¿agua? Ahora sí que estaba desconcentrada al ver lo de arriba que suele ser el cielo, tenía nubes y no estrellas y lo de abajo tenía estrellas y era el agua; no podía haber dos cielos ni dos mares y menos en Madrid aunque aquí pasen cosas muy raras.
Como no sabia lo que era lo de arriba, igual en el cielo había llovido y estaba mojado o ¿ había reflejo? No, imposible, en lo que suele ser el cielo no había nada de nada. El cielo era el mar, el mar el cielo, el cielo con agua, el mar con nubes y estrellas, el cielo mojado… ninguna de esas cosas podía ocurrir en la realidad, me volví a pellizcar la cara, más fuerte que antes, me dolía pero estaba segura que eran mis pensamientos porque todas estas cosas no pueden ocurrir en la realidad, me froté los ojos... nada, tampoco.
Hubo tranquilidad por unos momentos ¿qué era cada cosa? Me adentré en el cielo o en el mar... en lo de abajo que suele ser el mar vamos suele ser el cielo y el mundo dio una vuelta de trescientos sesenta grados, no sé, bueno me adentré en lo de abajo y no volvamos a empezar, y vuelvo a repetir me adentré en el... en lo que sea que fuera lo de abajo. Quiero decir en lo que fuera que fuese, no que fuera que sea, que fuese que sea… con las palabras no... vaya.
Cerré el libro y me puse a dormir.
La protagonista de mi cuento se llama María y yo Andrea. Ah y otra cosa el libro es un sueño que tuve o un libro que alguien tenía un sueño.. vamos a parar ya ¡eh!
Lo que pasaría si un libro fuera como un sueño es... que todo sería un lío.
¡Claro una semana! Sí, exactamente mi historia ocurrió hace una semana.
Bueno, hace una semana me pasó una cosa que nunca olvidaré. Sí, me acuerdo exactamente de que... leí un libro, ¿o de que tuve un sueño? Ya empezamos con el lío, pero... todo empezó así.
Estaba en la cama leyendo un libro y pensé, esto nunca ocurrirá, así que cuando ya leí hasta el capitulo 4 ó 5... dije de nuevo, no pasará...
Me levanté de la cama y fui a la ventana. No llegaba, abrí la puerta, bajé las escaleras y... Me quedé más que sorprendida al ver q... que el mar estaba enfrente de mí y yo vivía en Madrid. Por una parte no fue eso lo que más me sorprendió (he dicho por una parte) fue... ¿qué era esa luz dentro del mar? Parecía un tesoro, pero no podía ser.
¿Sería un pez de esos raros tan feroces que llevan la luz o la bombilla? Cómo se llaman.. ah sí, ya me acuerdo, luz... no era así, era... voy a ser sincera no me acuerdo. E...er...e.. eran estrellas y… estrellas en el mar imposible en este momento estaba segura de dos o tres o cuatro cosas. Una que seguro que estaba en el espacio, así que para averiguarlo miré hacia atrás ¿mi barrio? Vale no estaba en el espacio (ahora sólo estaba segura de tres cosas), no sólo de dos.
Segunda, estaba soñando totalmente, así que para averiguarlo me pellizqué la cara, no estaba soñando. ¡Ay! ya van tres cosas que están seguras, me dolía la cara.
Estaba desconcentraba ¿el mar era el cielo con estrellas abajo, el cielo era el mar y el mar el cielo, o que pasaba? Toqué lo que suele ser el mar en sitios como Barcelona o Benidorm ¿agua? Ahora sí que estaba desconcentrada al ver lo de arriba que suele ser el cielo, tenía nubes y no estrellas y lo de abajo tenía estrellas y era el agua; no podía haber dos cielos ni dos mares y menos en Madrid aunque aquí pasen cosas muy raras.
Como no sabia lo que era lo de arriba, igual en el cielo había llovido y estaba mojado o ¿ había reflejo? No, imposible, en lo que suele ser el cielo no había nada de nada. El cielo era el mar, el mar el cielo, el cielo con agua, el mar con nubes y estrellas, el cielo mojado… ninguna de esas cosas podía ocurrir en la realidad, me volví a pellizcar la cara, más fuerte que antes, me dolía pero estaba segura que eran mis pensamientos porque todas estas cosas no pueden ocurrir en la realidad, me froté los ojos... nada, tampoco.
Hubo tranquilidad por unos momentos ¿qué era cada cosa? Me adentré en el cielo o en el mar... en lo de abajo que suele ser el mar vamos suele ser el cielo y el mundo dio una vuelta de trescientos sesenta grados, no sé, bueno me adentré en lo de abajo y no volvamos a empezar, y vuelvo a repetir me adentré en el... en lo que sea que fuera lo de abajo. Quiero decir en lo que fuera que fuese, no que fuera que sea, que fuese que sea… con las palabras no... vaya.
Cerré el libro y me puse a dormir.
La protagonista de mi cuento se llama María y yo Andrea. Ah y otra cosa el libro es un sueño que tuve o un libro que alguien tenía un sueño.. vamos a parar ya ¡eh!
Lo que pasaría si un libro fuera como un sueño es... que todo sería un lío.
Sarmale
Ingredientes:
Cebollas, 2 huevos, tomate frito, repollo, una cuchara de pimiento, 250 g de aceite, 2 cucharas de harina de trigo, 300 g de arroz, perejil, sal y 1 kg de carne picada.
Preparación:
1.- Se quita la piel a la cebolla y se corta en trozos pequeños y se pone en un sartén con aceite y se da una vuelta.
2.- Se añade el arroz unos minutos y el tomate frito y se deja enfriar.
3.- Se incorpora la carne picada, la harina, el perejil y los huevos y se mezcla todo.
4.- Las hojas de repollo se hieven un poco, se ponen en la olla una por una, pero antes se colocan en el fondo de la olla, hojas de repollo cortado, se pone agua y se hierve al fuego lento 30 minutos.
miércoles, 19 de noviembre de 2008
¿Qué pasaría si un libro escribiese y hablase?
Había una vez, hace mucho tiempo, un niño llamado Ricardo, tenía seis años, pelo castaño, ojos azules, un lunar en el cuello y era muy delgadito. Un día por primera vez se le cayó un diente de leche y antes de irse a dormir dejó un platito con queso y agua para el ratoncito Pérez, el niño se metió en la cama muy contento e ilusionado porque se le había caído su primer diente.
Al día siguiente, se levantó antes de la hora habitual para ir a clase. Estaba muy emocionado ya que nunca había estado en esta situación. Miró hacia abajo y se quedó algo decepcionado porque vio que el diente seguía donde lo había dejado, pero todavía le quedaba un poco de esperanza.
Fue a clase como cualquier otro día.
En la cena les dijo a sus padres que no había venido el ratoncito Pérez, les pidió una explicación, a lo que su madre contestó:
- Se les habrán caído los dientes a muchos niños y no habrá podido venir a por el tuyo.
Esto tranquilizó a Ricardo y se fue contento a dormir.
Al día siguiente no estaba el queso, no estaba el agua y tampoco estaba el diente. ¡Había venido el ratoncito Pérez! En el platillo había un libro chiquitito, lo fue a coger y se le caía al suelo; hasta cinco veces, en la quinta oyó una vocecita que provenía del libro y le decía:
- ¡Cógeme de una vez que me hago daño!
- ¿Quién ha dicho eso?
- He sido yo - dijo el libro
- ¿Cómo te llamas?
- Me llamo Especiale, ¿y tú?
- Yo me llamo Ricardo. ¿Sabes hacer alguna cosa además de hablar?
- Sí, sé escribir.
- Oye, ya que puedes escribir ¿puedes hacerme las tareas?
- Sí, pero creo que no sería lo correcto.
- Bobadas.
- ¡Vale! Las haré.
Especiale estuvo durante meses haciéndole la tarea a Ricardo. Hasta que un día comenzó a desgastarse, y pasado un tiempo no pudo hacerle las tareas nunca más. Ricardo se dio cuenta de que había utilizado como no debía a su pobre amigo. Aprendió la lección. A día de hoy se sigue arrepintiendo de lo que hizo y ha aprendido una lección, las cosas que se tienen no se pueden malgastar porque cada una tiene su propio valor.
¿Qué pasaría si un avión de madera volase?
En un pueblo llamado Zazuar, vivía un niño cuyo nombre era Fernando, aunque todos le llamaban Fernandito.
Un día, al salir de casa, se le ocurrió una gran idea: construir un avión de madera, aunque él no sabía que los aviones de madera volaban.
Una vez terminado, se tiró por una ladera... ¡y resultó que el avión sí volaba!
Los habitantes de Zazuar cuando lo vieron, se quedaron asombrados, todos miraban al cielo con la boca abierta.
Fernandito, muy alegre, se consideraba un genio; después de todo, ningún avión de madera había podido volar nunca.
Esta noticia se corrió por el mundo entero. Y se convirtió en un héroe para todos. ¡Salía hasta en los periódicos y revistas! Todos se preguntaban cómo podían haberlo conseguido. Ya nadie le llamaba Fernandito, sino "Fernando, el héroe superdotado".
Lo más sorprendente de todo fue que haciendo unos pequeños arreglos en el motor del avión, y poniendo una gruesa capa de cristal, pudo llegar hasta el Sol. ¡Y el avión no se quemó!
En ese mismo instante, cuando estaba a punto de llegar a tocarlo, se despertó.
A mi abuelo Julián
Aunque no te conocí
en mi vida tú estuviste,
porque sólo aquella foto
me ayuda a dejar de estar triste.
en mi vida tú estuviste,
porque sólo aquella foto
me ayuda a dejar de estar triste.
A mi abuelo Antonio
-En mi vida estabas tú,
tú en mi corazón,
mi corazón en mi cuerpo,
mas todo eso cambió.
-Ya no estabas en mi vida,
ni mi vida en tu universo,
porque a ti yo te perdí,
al escribir estos versos.
-Al salir tú de mi vida,
todo en mí cambió,
todo se volvió negro
al marcharte con tu amor,
ahora yo te echo de menos
y no dejo de pensar
que cuando estabas aquí
no había tristeza en mí.
-De mi vida tú saliste,
mas no de mi corazón,
y por las noches yo pienso
en cómo era tu amor.
tú en mi corazón,
mi corazón en mi cuerpo,
mas todo eso cambió.
-Ya no estabas en mi vida,
ni mi vida en tu universo,
porque a ti yo te perdí,
al escribir estos versos.
-Al salir tú de mi vida,
todo en mí cambió,
todo se volvió negro
al marcharte con tu amor,
ahora yo te echo de menos
y no dejo de pensar
que cuando estabas aquí
no había tristeza en mí.
-De mi vida tú saliste,
mas no de mi corazón,
y por las noches yo pienso
en cómo era tu amor.
martes, 18 de noviembre de 2008
Debate sobre la película "El color del paraíso"
¿Qué pasaría si lloviesen gominolas?
Había una vez hace muy poco tiempo, sobre el 2007, un niño a quien le gustaban mucho las gominolas. Sus padres le daban 5 € a la semana y él se lo gastaba todo en gominolas. Tenía muchas caries y le llevaban mucho al dentista.
A veces llegaba a quitar el dinero a sus padres para comprar más gominolas.
A veces llegaba a quitar el dinero a sus padres para comprar más gominolas.
Un día su padre no le dio nada y el niño se fue a dormir. Esa noche soñó que llovían gominolas. Cuando se despertó, imaginaros la sorpresa que se llevó al ver que... ¡Estaba lloviendo gominolas!
Bajó a la calle en pijama para probarlas. ¡Estaban mejores que las de la tienda. Se empachó, le dolía la tripa y le dolían las muelas.
Eso es lo que pasaría si lloviesen gominolas: los niños tendrían dientes horrorosos, la gente que vende chucherías se quedaría sin trabajo y los niños estarían gordos...
¡Qué desorden!
Por suerte, eso era un sueño y cuando se despertó todo era normal: llovía agua, las chuches se compraban, los niños solían estar flacos y los vendedores de golosinas tenían trabajo.
Retoque fotográfico
Aquí os dejamos Sara y yo un trabajo que hemos hecho esta mañana en la clase de artística por ordenador con el programa GIMP.
¿Qué pasaría si del grifo de mi casa salieran palabras?
Buenos días, me llamo Rebeca y os voy a explicar con pelos y señales qué pasó un día en mi casa. Resulta que yo estaba sentada en el sofá viendo mi programa favorito de televisión: "Pasapalabra". De pronto oí que alguien llamaba a la puerta. Yo intrigada porque no me suelen hacer visitas, fui a abrir. Me encontré a un hombre fortachón y muy grande que dijo: - perdone ¿me deja pasar?, soy el fontanero. Yo no me negué porque no sabía lo que aquel armario andante podía llegar a hacerme.
Pasó a la cocina y, como Pedro por su casa, colocó una gran maleta que llevaba consigo en la mesa de la cocina. No me preocupé y me volví a ver la tele. Me dormí. ¡PUM! La puerta se cerró y yo me desperté. Entonces reflexioné y me di cuenta de que no había razón para que viniese el fontanero. Rápida como el rayo me dirigí a la cocina. Allí no parecía haber cambiado nada. Los peores pensamientos paseaban por mi cabeza. Para tranquilizarme me fui a beber un vaso de agua. Cuál fue mi sorpresa al ver que el vaso en vez de llenarse de agua ¡se llenaba de palabras!
No me las quería tragar y por eso las eché en la mesa. Pude leer: "Fernando, el gran mago fontanero, teléfono 947 28 16 14".
En un primer momento me decidí a llamar. Pero después pensé que lo mejor sería seguir leyendo las palabras del grifo. Me llené otro vaso y lo volví a echar en la mesa. Esta vez ponía: "Si quieres que del grifo agua vuelva a salir, coge un vaso de palabras, trágatelas y sé feliz".
Yo indignada me tragué un vaso, mmm... Sabían a sabiduría, con un poco de imaginación y una pizca de humor. Quería tomarme otro, pero al ir a llenarme el vaso de palabras, se me llenó de agua. Bueno, no importaba, ¡para algo tenía la estantería llena de libros!
¿Qué pasaría si los burros fuesen medio personas?
Una mañana, en el país de Cala, era la hora de que Kino se despertara. Kino se levantaba todos los días a las ocho y cuarto para entrar a las nueve y media al colegio. La familia le esperaba abajo en la cocina y desayunaban todos juntos. A Kino le encantaba el cole, tenía muchos amigos, era bueno en casi todas las asignaturas, sacaba buenas notas...
Uno de sus amigos se llamaba Ship, él era muy listo y era el mejor amigo de Kino. Los dos jugaban juntos, quedaban por las tardes y siempre se lo pasaban genial. Como ambos eran muy listos, acababan muy rápido toda la tarea, y el resto de la tarde se la pasaban jugando. Pero por desgracia no todo era bueno.
Había alguien, una persona, que les tenía mucho odio, y que se pasaba todo el día molestándoles. Esa persona era Casio. Les tenía tanta envidia, que sólo pensaba en cómo fastidiarles. Además de eso, Casio era el peor alumno de la clase, no tenía amigos y sacaba las peores notas. Un día en el que había llovido, casi pensaba ponerle la zancadilla a Kino para que cayera en el barro. Pero Kino le vio las intenciones y se fue por otro camino. En realidad, Kino y Ship sabían porqué Casio les intentaba fastidiar. Y querían ayudarle. Por eso decidieron hablar con él. Al día siguiente, en cuanto le vieron se fueron hacia él y estuvieron hablando.
Al final, consiguieron que Casio razonara. Y, desde aquel día todos se llevaron muy bien y fueron amigos. Además, todas las tardes Kino y Ship ayudaban a Casio, hasta que se convirtió en un chico tan listo como ellos. Y se hicieron amigos para siempre.
lunes, 17 de noviembre de 2008
¿Qué pasaría si un árbol hablara?
Había una vez una niña que estaba en el bosque, era morena con ojos azules. Se había perdido. Un poco más tarde decidió coger otro camino para intentar llegar sana y salva a su casa. La niña pensaba dónde estaba situada su casa, si al sur o al oeste del bosque.
Después de pasar un buen rato, se dio cuenta de que los árboles no tenían hojas y de que sus ramas estaban desnudas. Caminaba tranquilamente hasta que de repente se empezaba a hundir porque había unas arenas movedizas. Gritó pidiendo ayuda. El árbol más cercano cogió a la niña con sus grandes ramas y la salvó.
Cuando estaba en tierra firme el árbol habló y la niña se asustó mucho exclamando:
- ¡Un árbol que habla!
La niña no se lo creía. Entonces el árbol le dijo: -¿Qué haces aquí sola?
- No encuentro el camino para llegar a casa.
-Yo te puedo guiar con los poderes que tengo.
El árbol tan amable marcó el camino a la pequeña niña con sus finas ramas. Ésta le abrazó muy contenta. El árbol también se sentía muy contento por haberla ayudado y le dijo que siempre que quisiera volver al bosque, se fijara en sus ramas que desde lejos parecían dos grandes y finas flechas.
¿Qué pasaría si una zarigüella condujera un tractor?
Había una vez una zarigüella llamada Crispi, a ella le gustaba mucho sembrar zanahorias para comérselas. A la hora de sembrar vio que su huerta se le quedó pequeña y tuvo que agrandarla, tenía todos los aperos necesarios: la mulilla, el azadón, la pala, la hoz... Plantó tantas zanahorias que tuvo una idea: vivir en Villadiego y los lunes por la mañana poner en un toldo todas las zanahorias y venderlas en el mercado, así sacaría dinero para mantenerse toda la semana.
Con el paso de los años, Crispi tuvo que agrandar la huerta y decidió plantar cebollas, ajos, puerros y además se compró una finca de 40 hectáreas para plantar trigo.
Con tanto trabajo ya no podía ni con la mulilla y eso que era a motor. Decidió ir a la "JOHN DEERE" a comprarse un remolque, un tractor de más de 260 cv, una sulfatadora, una cosechadora, una alpacadora, una sembradora directa, una abonadora y un rodillo. Con esto se quedó sin blanca, pero a medida que pasaban los meses llevando frutos al mercadillo se repuso y no conformándose con esto decidió comprarse una tienda grande y vender allí sus alimentos. La decisión fue perfecta porque se hizo millonaria.
Compró tantas hectáreas que decidió trabajar la vid. Era tan famosa que ya la conocían en todo el mundo, se compró una fábrica, más hectáreas, y contrató a varios trabajadores.
Una vez tuvo una desgracia con la cosechadora. Estaba en la tierra para ver si había alguna piedra, no se sabe cómo pasó, la cosechadora la arrastró y le cortó las piernas. Por fortuna no se murió; ella pensaba que no iba a coger ya más un tractor en su vida.
Por su cumpleaños el jefe de la "JOHN DEERE" le regaló un tractor para discapacitados, tenía las marchas, el embrague, el freno...todo en un mando del volante. Crispi dijo:
-Muchas gracias por hacer que mi sueño sea una realidad: seguir conduciendo tractores.
¿Qué pasaría si un robot me diera dinero?
Había una vez en un pueblo llamado Tulenca un chaval de 9 años que se llamaba Luis. Su padre tenía una zapatería y su madre no encontraba trabajo por más que buscaba. Andaban justos de dinero para pagar la casa, la zapatería y para poder comer. En la escuela de Luis había un niño que siempre estaba chuleando de lo que tenía y de que era rico, porque era el hijo del Alcalde del pueblo.
Un día en la escuela, el hijo del Alcalde, repartió invitaciones a la mayoría de los niños para celebrar su cumpleaños; incluido Luis. En la fiesta estuvo todo el día diciendo mirad lo que tengo aquí, mirad lo que tengo allá. Pero hubo una cosa que se le quedó a Luis en la cabeza.
Y no era nada más ni nada menos que la gran "PLAY STATION 5300". Pero, claro había un inconveniente: costaba 3000 €. Luis se puso a pensar la manera de conseguir esta cantidad y... ¡chas! se le ocurrió una idea. ¡Iba a construir el robot del dinero! Fue rápidamente a la chatarrería y cogió unas chapas, dos ruedas de carretilla y una tostadora.
Se puso a trabajar en el garaje de su casa y lo consiguió, había hecho el robot del dinero. Le puso en marcha y fueron saliendo del tostador billetes de 100 €. Avisó a sus padres y luego se fue al "HIPERCOR" del pueblo y se compró con sus padres una "PLAY STATION 5300", una tele de plasma de 62" y unos cuantos juegos para la máquina. Luego se fueron a una inmobiliaria de chalets y se compraron uno de 475 metros cuadrados que estaba a 70 metros de su casa. Más tarde, como no tenían coche, cogieron un taxi para ir a la ciudad y compraron un Audi y un Mercedes. Bueno, el caso es que el padre de Luis cerró la zapatería y se la regaló a un primo suyo para que la vendiese. Pero un día se les fastidió la máquina y se tuvieron que poner a pedir en la calle porque ya no tenían dinero.
¿Qué pasaría si las personas volaran?
Érase una vez un hombre que se empeñaba en volar, pero lo único que conseguía era ir volando, pero no por el aire, sino con la ambulancia hacia el hospital.Pero un día, ya no le importaba su vida y se tiró desde el duodécimo piso del hospital.¡Y, sorpresa! podía volar, estuvo media hora subiendo y bajando por ahí, hasta que cayó y se quedó en coma.Cuando se despertó se lo enseñó a todo el mundo allí presente, y ellos también aprendieron a volar. En menos de tres meses no había país en el que no se supiera volar.Pero moría mucha gente en el aire por abusar del tiempo volando, ya que se les acababan las fuerzas de los brazos y caían. Aquellas caídas tan altas son siempre sinónimo de muerte.Lo malo es que la gente no sólo tenía precauciones, cuando una persona borracha se ponía a volar todo el mundo que tenía en medio le tiraba y moría en el acto.En cuanto al hombre que enseñó a todos, se hizo millonario, lo que pasa es que todo fue para la herencia porque no salió del hospital, se murió.A los dos años eso ya era una opción normal como ir en el coche o andar, pero no se llamó ir planeando, ir volando, despegar o simplemente disfrutar del aire, no, se llamó muerte volada, porque la gente moría a tutiplén, en total, que sólo por volar morían 3 millones de personas al año.Al poco tiempo se proclamó deporte de riesgo y la gente ya no se echaba tanto a volar.Después de unos cuantos años se proclamó el deporte más arriesgado de la historia.Eso hizo que la gente ya dejara de practicarlo al cien por cien. Sólo unos pocos atrevidos que se ganaban la vida así.Más tarde, ya con quince años de la muerte del descubridor, que por cierto se llamaba Tortazo al Canto y parece apodo por sus intentos de volar, pero no, su madre le bautizó con ese nombre, se convirtió en un deporte no muy practicado pero sí muy visto en estadios y sitios especializados, allí la gente iba para reírse de los demás, cosa que no les gustaba mucho a los jugadores.Hasta que se murieron todos no se dejó de practicar. Y no sólo es eso, sino que también todas las personas que lo practicaban murieron practicándolo.
¿Qué pasaría si a mi colegio vieniera el circo?
Hace no mucho tiempo en mi colegio estaban unos señores del circo Matalapata y querían hacer una actuación.
El director accedió. Aquel mismo sábado se hizo la actuación y todos se rieron porque los malabaristas, trapecistas y más, se caían cada vez que intentaban hacer algo y se pegaban un tortazo.
La gente se reía, ja, ja, ja... y los trapecistas decían: ¡jo, jo! Uno de ellos, por desgracia para él, se cayó a la piscina de las pirañas.
Lo más gracioso fue el mago que quería hacer desaparecer una pelota, pero le salieron orejas de conejo, patas de elefante, huevos de gallina y cabeza de hormiga.
Un malabarista se comió una antorcha y se quedó iluminado por dentro.
Pero lo más espectacular fue cuando el dueño del circo se cabreó y uno de los leones fue a por él, Intentó meterse en una jaula y ¡era la jaula de los leones! Ahhhh... gritó intentando salir.
El circo se cerró, todo el mundo se marchó. Y ... al año siguiente, el circo volvió, pero ya no hacía gracia; al finalizar la actuación, cuando el público había salido, el circo comenzó a arder y todos los artistas se fueron a la piscina delas pirañas.
domingo, 16 de noviembre de 2008
Más experimentos de ciencia divertida
A quienes os gustó el taller de la UBU sobre "la ciencia es divertida", aquí tenéis un enlace para que comprobéis más experimentos fáciles de llevar a cabo.
Pulsa aquí.
Pulsa aquí.
sábado, 15 de noviembre de 2008
¿Qué pasaría si un niño mayor no supiera andar?
Érase una vez un niño que a los 11 años no sabía andar. Se llamaba Arturo. Todos los niños se reían de él. Nunca, y digo nunca, había jugado a algún deporte (obviamente por que no sabía andar).
El niño siempre iba en silla de ruedas. Un día harto de no poder andar, Arturo salió en busca de gente que le enseñara a hacerlo. Toda la gente le quería ayudar. Le ponían de pie, pero se caía. Desesperado se fue al bosque y allí encontró a un señor que decía que era brujo, y que sabía hacer brebajes. Arturo confió en aquel hechicero, que se llamaba Tronse. Arturo se bebió un brebaje que le dio, y en vez de saber andar, se quedó más calvo que una pelota de billar. Arturo se fue enfadado por lo que le había hecho Tronse.
El niño siguió con su silla por el bosque recolectando setas, cogiendo flores y dando pan a los pájaros. Después de mucho rato recorriendo el bosque con su silla conoció a un gnomo que le dio una receta para poder andar. Arturo la hizo en su casa, se la bebió, y por sorpresa se levantó de la silla y empezó a mover un pie, después otro y así sucesivamente. Salió a la calle corriendo a contarles a todos lo que había sucedido. Pero Arturo no estaba del todo contento porque seguía siendo calvo y la gente se burlaba un poco de él, aunque fuese el mejor corriendo y haciendo gimnasia.
Entonces se fue al bosque en Busca de Tronse para que hiciese otro brebaje y le devolviese el pelo, pero no le encontró. No, no encontró al brujo pero encontró a un hada madrina. Se parecía a Wendy (el hada de Peter Pan). Esta hada hizo un conjuro y en dos días le salió a Arturo todo el pelo.
Cuando volvió a su casa se quedaron impresionados. Y así todo se arregló. Y Arturo de mayor fue el mejor corredor del mundo ganando en los Juegos Olímpicos las categorías de 100 m y 200 m lisos y la maratón. También ganó la maratón de New York. Se hizo famosísimo y así todos se quedaron contentos y felices. Y colorín colorado este cuento se ha acabado.
El niño siempre iba en silla de ruedas. Un día harto de no poder andar, Arturo salió en busca de gente que le enseñara a hacerlo. Toda la gente le quería ayudar. Le ponían de pie, pero se caía. Desesperado se fue al bosque y allí encontró a un señor que decía que era brujo, y que sabía hacer brebajes. Arturo confió en aquel hechicero, que se llamaba Tronse. Arturo se bebió un brebaje que le dio, y en vez de saber andar, se quedó más calvo que una pelota de billar. Arturo se fue enfadado por lo que le había hecho Tronse.
El niño siguió con su silla por el bosque recolectando setas, cogiendo flores y dando pan a los pájaros. Después de mucho rato recorriendo el bosque con su silla conoció a un gnomo que le dio una receta para poder andar. Arturo la hizo en su casa, se la bebió, y por sorpresa se levantó de la silla y empezó a mover un pie, después otro y así sucesivamente. Salió a la calle corriendo a contarles a todos lo que había sucedido. Pero Arturo no estaba del todo contento porque seguía siendo calvo y la gente se burlaba un poco de él, aunque fuese el mejor corriendo y haciendo gimnasia.
Entonces se fue al bosque en Busca de Tronse para que hiciese otro brebaje y le devolviese el pelo, pero no le encontró. No, no encontró al brujo pero encontró a un hada madrina. Se parecía a Wendy (el hada de Peter Pan). Esta hada hizo un conjuro y en dos días le salió a Arturo todo el pelo.
Cuando volvió a su casa se quedaron impresionados. Y así todo se arregló. Y Arturo de mayor fue el mejor corredor del mundo ganando en los Juegos Olímpicos las categorías de 100 m y 200 m lisos y la maratón. También ganó la maratón de New York. Se hizo famosísimo y así todos se quedaron contentos y felices. Y colorín colorado este cuento se ha acabado.
viernes, 14 de noviembre de 2008
La aspiradora que hablaba
Hace mucho tiempo había un señor que siempre tenía que estar haciendo las tareas domésticas. Siempre estaba limpiando el suelo y no tenía tiempo para hacer otras cosas como: descansar, leer, salir a la calle; hasta que un día harto de no poder hacer esas cosas se fue a un establecimiento donde vendían aspiradoras. Había muchísimas aspiradoras, tantas que se podría limpiar un colegio con ellas. No encontraba ninguna que le gustase pero se iba a comprar una de color rojo, incluso pensó que le iba a pasar lo mismo porque tendría que seguir limpiando el suelo con ella. Y cuando se iba a marchar vio una que era muy diferente a las demás, una aspiradora que hablaba y podía limpiar ella sola sin que estuviera el dueño manejándola. Aunque costaba muy cara, se la compró porque sabía que le podría beneficiar.
El señor llegó a casa muy contento y se puso a usarla de inmediato, pero no era un aspirador normal, te preguntaba qué parte de la casa le gustaba al dueño que limpiara. El señor le dijo que el pasillo e inmediatamente el aspirador se puso a limpiar.
Y así pasaron muchos días, mientras que el aspirador limpiaba, el señor leía, descansaba, oía la radio… Si el señor no encontraba alguna cosa como ropa u objetos la aspiradora se lo llevaba.
Un día la aspiradora dejó de funcionar porque se había averiado al metérsele por el tubo un trapo. El señor rápidamente fue al sitio donde la había comprado para ver si la podían arreglar, le dijeron que fuera dentro de una semana. Mientras, en casa estaba muy desanimado porque si no conseguían arreglarla, tendría que volver a limpiar él. Una semana después fue a ver si la habían arreglado pero le dijeron que no porque era un aspirador muy diferente a los demás.
Desde ese día tuvo que limpiar él solo la casa pero vio que era su obligación y durante muchos años lo hizo sin quejarse.
Enseñanza: Hay que hacer las cosas obligatorias aunque cueste o no se tengan ganas.
El señor llegó a casa muy contento y se puso a usarla de inmediato, pero no era un aspirador normal, te preguntaba qué parte de la casa le gustaba al dueño que limpiara. El señor le dijo que el pasillo e inmediatamente el aspirador se puso a limpiar.
Y así pasaron muchos días, mientras que el aspirador limpiaba, el señor leía, descansaba, oía la radio… Si el señor no encontraba alguna cosa como ropa u objetos la aspiradora se lo llevaba.
Un día la aspiradora dejó de funcionar porque se había averiado al metérsele por el tubo un trapo. El señor rápidamente fue al sitio donde la había comprado para ver si la podían arreglar, le dijeron que fuera dentro de una semana. Mientras, en casa estaba muy desanimado porque si no conseguían arreglarla, tendría que volver a limpiar él. Una semana después fue a ver si la habían arreglado pero le dijeron que no porque era un aspirador muy diferente a los demás.
Desde ese día tuvo que limpiar él solo la casa pero vio que era su obligación y durante muchos años lo hizo sin quejarse.
Enseñanza: Hay que hacer las cosas obligatorias aunque cueste o no se tengan ganas.
¿Qué pasaría si una manzana volara?
En lo alto de una montaña había una casa, donde vivía una humilde familia. Tenía un hijo, Luis, y una granja donde cuidaban a sus animales, patos, gallinas, cerdos, vacas... Y para poder alimentarles también tenían una pequeña tierra donde cultivaban la comida para ellos y sus animales.
Una tarde, la madre de Luis, Alicia, le mandó a su hijo a por manzanas, para hacer una rica mermelada. El niño entusiasmado, empezó a recoger todas las manzanas que había en un gran árbol. Pero... se fijó que había una manzana especial por su brillo, era inigualable. Al irla a coger, la manzana se alzó hasta el cielo como si fuese un pájaro, estaba demasiado alta como para poder cogerla. Luis creía que estaba viendo visiones. Decidió esperar un rato para ver si la manzana volvía al árbol. Cuando ésta volvió, intentó cogerla, y... volvió a suceder lo mismo.
Más tarde decidió irse con las manzanas que había cogido, y cuando llegó a casa, se lo contó a su madre quien se quedó un poco asombrada. Ella decidió acompañarle hasta aquel árbol. Alicia vio cómo la manzana al irla a coger sí volaba. ¡Era un milagro! Pero decidieron irse para su casa. Cuando volvió su padre de cazar, se lo comentaron. El padre se lo dijo a un cazador, pero nadie se lo explicaba, nunca había sucedido. La voz se corrió por el pueblo, y todo el mundo quería semillas de aquella manzana. Cuando las manzanas ya habían salido, no se podían coger. Aquel pueblo se hizo famoso, salió hasta en la televisión. Y con el dinero que sacaron de ir a las televisiones, aquella familia humilde logró comprarse una casa de mejores condiciones. Pero nunca abandonaron aquellas tierras donde estaban "las manzanas saltarinas" y las que se convirtieron en historia.
jueves, 13 de noviembre de 2008
¿Qué pasaría si Lucía tuviese un coche cantarín?
Un día en la aldea de los gnomos apareció una niña. Los gnomos se asustaron y se escondieron tras los árboles y las casas. La niña al despertarse no entendía nada y no sabía dónde estaba.
Un gnomo se acercó y la dijo: -¿Cómo te llamas?
Ella respondió con una vocecita dulce y tímida: -Lucía.
El gnomo la enseñó la aldea que se llamaba Gnomognia y él Tréboli. Le pareció una aldea un poco rara pero muy bonita.
Después del paseo se pusieron jugar. Estuvieron largo rato en un parque en el que había balancines, toboganes, columpios y casitas de juguete. Al final del día Tréboli la llevó a su casa para que comiera y durmiera.
Al día siguiente el gnomo dijo a Lucía que le iba a enseñar algo que ella quería: un coche cantarín.
Un gnomo se acercó y la dijo: -¿Cómo te llamas?
Ella respondió con una vocecita dulce y tímida: -Lucía.
El gnomo la enseñó la aldea que se llamaba Gnomognia y él Tréboli. Le pareció una aldea un poco rara pero muy bonita.
Después del paseo se pusieron jugar. Estuvieron largo rato en un parque en el que había balancines, toboganes, columpios y casitas de juguete. Al final del día Tréboli la llevó a su casa para que comiera y durmiera.
Al día siguiente el gnomo dijo a Lucía que le iba a enseñar algo que ella quería: un coche cantarín.
La ciencia es divertida
Hoy hemos participado en el taller "La ciencia es divertida" organizado por la UBU. Nos ha encantado porque hemos podido experimentar, aprender y a la vez disfrutar con la electricidad estática.
Los tres estudiantes que lo han dirigido han sabido captar nuestra atención con su buen humor y sus conocimientos.
Hemos comprobado cómo la electricida estática pasa de unos cuerpos a otros si son buenos conductores como el cobre, el agua... y no lo hace con la madera o el plástico.
También nos han enseñado a construir un electroscopio con el que hemos podido comprobar si los cuerpos estaban cargados de electricidad estática o no, por ejemplo frotando un globo al pelo y después acercándolo al mismo.
Aquí os dejamos dos vídeos para que os hagáis una pequeña idea...
1.- Construyendo un espectroscopio
2.- Comprobando su funcionamiento
¿Qué pasaría si un mapache fuera amigo de Obama?
Érase una vez un mapache llamado Ravie. Este mapache era un poco raro ya que, le interesaban mucho las elecciones y la política. Vivía en Estados Unidos. Como el 4 de Noviembre había habido elecciones y había ganado Barack Obama estaba muy contento porque él quería que ganase. Entonces Ravie, que quería conocerle, se propuso ir a la Casa Blanca y hacerle una visita.
A la mañana siguiente se preparó un buen desayuno e hizo la maleta para unos cuantos días. Cuando se disponía a salir de su Casa-Árbol, una ardilla le dijo:
-¿Dónde vas con esa mochila tan grande?
-A hacer una visita a Obama.
-Pues que tengas mucha suerte-dijo la ardilla.
-Gracias.
Y diciendo esto se fue caminando. Cuando llegó allí no le costó mucho entrar porque se metió por un agujero del tejado. Una vez allí dentro, vio cómo había una gran multitud alrededor de una gran mesa. Se metió entre la gente y le encontró escribiendo en un papel. Era Obama y se fue directo hacia él.
-Hola señor Obama.
Mirando al suelo el Presidente vio al mapache y le pareció tan dulce y majo que le contestó:
-Ho...la mapache. Se quedó muy embobado al ver que le estaba hablando un mapache.
-Puedes llamarme Ravie.
Obama decidió quedarse con él ya que le parecía muy salado. A partir de ese día la vida de Ravie cambió. Él estaba acostumbrado a comer sopa, verdura y frutas, pero allí le daban todo tipo de manjares: pasta, legumbre, frutas exóticas, caldo de pollo y pavo... Además tenía un jacuzi y una piscina para él sólo. Y una cama con colchón biscolátex tan grande como una furgoneta. Obama, que estaba muy contento con su amigo, se pasaba el día firmando papeles importantes y haciendo tratados con algunos países.
Se pasó el tiempo hasta el 2012 y Ravie seguía con Obama en la Casa Blanca. Habían pasado ya mucho tiempo jugando al fútbol, al tenis, haciendo carreras, jugando al baloncesto... Hasta que llegó el día de las elecciones. Los candidatos eran: por parte republicana, Clinton. Jr y por la demócrata...¡Ravie! Obama se había hecho tan amigo del mapache que decidió que él sería el nuevo Presidente. Y todo el país se puso a votar. Al día siguiente todo Estados Unidos se llevó una sorpresa. ¡Había ganado Ravie!
Todos los directivos de la Casa Blanca estaban muy contentos, incluido Obama. Los votantes también lo estaban. Además había ganado por paliza a Clinton. Jr: 56.000.000 a 37.000.000 de votos. Desde aquel día EE.UU. cambió mucho y correctamente. Ya no hubo guerras, ni crisis y en el mundo hubo paz y amistad. Y Obama y Ravie siguieron siendo amigos hasta la muerte, siempre juntos en la Casa Blanca.
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