Había una vez una zarigüella llamada Crispi, a ella le gustaba mucho sembrar zanahorias para comérselas. A la hora de sembrar vio que su huerta se le quedó pequeña y tuvo que agrandarla, tenía todos los aperos necesarios: la mulilla, el azadón, la pala, la hoz... Plantó tantas zanahorias que tuvo una idea: vivir en Villadiego y los lunes por la mañana poner en un toldo todas las zanahorias y venderlas en el mercado, así sacaría dinero para mantenerse toda la semana.
Con el paso de los años, Crispi tuvo que agrandar la huerta y decidió plantar cebollas, ajos, puerros y además se compró una finca de 40 hectáreas para plantar trigo.
Con tanto trabajo ya no podía ni con la mulilla y eso que era a motor. Decidió ir a la "JOHN DEERE" a comprarse un remolque, un tractor de más de 260 cv, una sulfatadora, una cosechadora, una alpacadora, una sembradora directa, una abonadora y un rodillo. Con esto se quedó sin blanca, pero a medida que pasaban los meses llevando frutos al mercadillo se repuso y no conformándose con esto decidió comprarse una tienda grande y vender allí sus alimentos. La decisión fue perfecta porque se hizo millonaria.
Compró tantas hectáreas que decidió trabajar la vid. Era tan famosa que ya la conocían en todo el mundo, se compró una fábrica, más hectáreas, y contrató a varios trabajadores.
Una vez tuvo una desgracia con la cosechadora. Estaba en la tierra para ver si había alguna piedra, no se sabe cómo pasó, la cosechadora la arrastró y le cortó las piernas. Por fortuna no se murió; ella pensaba que no iba a coger ya más un tractor en su vida.
Por su cumpleaños el jefe de la "JOHN DEERE" le regaló un tractor para discapacitados, tenía las marchas, el embrague, el freno...todo en un mando del volante. Crispi dijo:
-Muchas gracias por hacer que mi sueño sea una realidad: seguir conduciendo tractores.
Alberto qué bien dominas el vocabulario del cultivo de la tierra; tus padres tienen una gran ayuda.
ResponderEliminarPero también se te da fenomenal la escritura, todo se puede compaginar. La naturaleza puede ser un gran medio de inspiración.
¡Felicidades!
ese chavalin del autor del cuento me tiene que ayudar a elegir una sulfatadora que se me ha roto.
ResponderEliminarMe parece estupendo, seguro que te informaría muy bien.
ResponderEliminarEstamos en el Padre Manjón de Burgos.
Gracias por opinar.