Era un día de verano. Mi abuelo y yo fuimos al Punto Limpio para dejar unos aceites del coche. Cuando nos íbamos a marchar, vimos una extraña máquina...
Decidimos llevarla a casa para ver lo que hacía. Al día siguiente, nos pusimos a reconstruirla, un cable por aquí, otro por allá y así toda la tarde, hasta que al final la terminamos. Antes de probarla fuimos a comer y a descansar.
Decidimos llevarla a casa para ver lo que hacía. Al día siguiente, nos pusimos a reconstruirla, un cable por aquí, otro por allá y así toda la tarde, hasta que al final la terminamos. Antes de probarla fuimos a comer y a descansar.
A la mañana siguiente, la pusimos en marcha y... De ella salieron dos soldados que decían que ¡venían del futuro!
Mi abuelo y yo nos quedamos perplejos porque habíamos encontrado una máquina del tiempo. Les dijimos a los soldados que si querían quedarse a cenar, dijeron que sí y al decírselo a la abuela, ¡casi se desmaya!
A la mañana siguiente, ya no estaban los soldados. Esa tarde fuimos al Museo de la Ciencia de Burgos y el director se quedó impresionado al verla, tanto que llamó a todos y cada uno de los museos de Burgos.
El Ayuntamiento de Burgos no tardó en enterarse y nos llamó para otorgarnos una medalla de oro. A partir de entonces, cualquiera puede ir al futuro, ¡sólo es necesario una sonrisa!
Rubén, muy bonito y con mucha imaginación.
ResponderEliminar!Felicidades!
Carmen