lunes, 15 de noviembre de 2010

La cueva misteriosa

Érase una vez un pueblo llamado Fuente Moneda donde un niño llamado Nick era muy especial, ya veréis porqué.

Había una leyenda que decía así: "quien entre en la cueva misteriosa no volverá a salir jamás". Y Nick no se creía nada de eso, pero los niños sí. Él enfurruñado y enfadado quería demostrarles que no era así y se puso en camino.
Al principio había... ¡Un perro que hablaba! Le dijo:
- Bienvenido, éste es el camino para ir a la cueva misteriosa y en él encontrarás varios desafíos.
Y le dio un mapa que decía que tenía que pasar por el laberinto de los gatos, por la casa de las puertas y por el bosque oscuro. Así llegaría hasta la cueva.
Emprendió la marcha. Primero debería ir al laberinto de los gatos; se encontró con una estatua de un gato que le dijo:
- Bienvenido al laberinto de los gatos. Este laberinto es muy grande y para salir tienes que oír el miau de los gatos y seguirlo. Te deseo buena suerte.
Y sin más, se fue hasta allí. Encontró tres caminos y cada uno reproducía un sonido. Hasta que oyó el miau y se fue por el segundo camino.
Después de varias dudas porque veía muchos caminos, como era muy listo, siguió el camino que reprodujo el miau y salió del laberinto caminando hacia la casa de las puertas.
Cuando llegó vio una casa y enfrente de Nick había una lagartija que le dijo:
- Para pasar la casa de las puertas tendrás que ir por el camino donde encuentres hierba, pero ten cuidado porque si no, te quemarás o te ahogarás.
Y Nick se fue sin más dilación. Se encontró con las tres puertas y abrió la primera que era fuego. Rápido como el viento, Nick sacó una cuerda y se subió para no quemarse y abrió la segunda y salió agua y el fuego se apagó, quedando sólo humo. Abrió la tercera puerta y se fue al bosque oscuro.
Llegó y vio a la esfinge que le dijo:
- Si resuelves este enigma podrás pasar: ¿qué animal pasea a cuatro patas por la mañana, a dos por la tarde y a tres por la noche?
Él respondió "el hombre". Una puerta se abrió y la esfinge se partió en pedazos. Cogió su linterna y con la frente bien alta se adentró en el bosque. Todo estaba muy tranquilo hasta que... ¡Una enorme bola apareció de la nada! Corrió y corrió y pensó que nunca se salvaría, pero vio una cueva y se metió dentro; enfrente había un murciélago que le dijo:
- Has llegado a la cueva misteriosa, verás que no es tan misteriosa ni tan terrorífica como dicen.
Entró y no vio nada malo, sólo árboles y césped y un río con una casacada y una fuente. De pronto vio cómo el laberinto, la casa y el bosque se convirtieron en un bonito camino que llegaba a la cueva.
Al día siguiente llevó a sus amigos hasta allí y descubrieron que Nick tenía razón.
Y ésta es la historia de la cueva misteriosa.

3 comentarios:

  1. Muy bién Nuria.
    ¡A ti sí que deberían darte un premio!
    Me ha gustado mucho.

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  2. Nuria: Que cuento más bonito. ¡Felilcidades!


    Carmen.

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