Había una leyenda que decía así: "quien entre en la cueva misteriosa no volverá a salir jamás". Y Nick no se creía nada de eso, pero los niños sí. Él enfurruñado y enfadado quería demostrarles que no era así y se puso en camino.
Al principio había... ¡Un perro que hablaba! Le dijo:
- Bienvenido, éste es el camino para ir a la cueva misteriosa y en él encontrarás varios desafíos.
Y le dio un mapa que decía que tenía que pasar por el laberinto de los gatos, por la casa de las puertas y por el bosque oscuro. Así llegaría hasta la cueva.
Emprendió la marcha. Primero debería ir al laberinto de los gatos; se encontró con una estatua de un gato que le dijo:
- Bienvenido al laberinto de los gatos. Este laberinto es muy grande y para salir tienes que oír el miau de los gatos y seguirlo. Te deseo buena suerte.
Y sin más, se fue hasta allí. Encontró tres caminos y cada uno reproducía un sonido. Hasta que oyó el miau y se fue por el segundo camino.
Después de varias dudas porque veía muchos caminos, como era muy listo, siguió el camino que reprodujo el miau y salió del laberinto caminando hacia la casa de las puertas.
Cuando llegó vio una casa y enfrente de Nick había una lagartija que le dijo:
- Para pasar la casa de las puertas tendrás que ir por el camino donde encuentres hierba, pero ten cuidado porque si no, te quemarás o te ahogarás.
Y Nick se fue sin más dilación. Se encontró con las tres puertas y abrió la primera que era fuego. Rápido como el viento, Nick sacó una cuerda y se subió para no quemarse y abrió la segunda y salió agua y el fuego se apagó, quedando sólo humo. Abrió la tercera puerta y se fue al bosque oscuro.
Llegó y vio a la esfinge que le dijo:
- Si resuelves este enigma podrás pasar: ¿qué animal pasea a cuatro patas por la mañana, a dos por la tarde y a tres por la noche?
Él respondió "el hombre". Una puerta se abrió y la esfinge se partió en pedazos. Cogió su linterna y con la frente bien alta se adentró en el bosque. Todo estaba muy tranquilo hasta que... ¡Una enorme bola apareció de la nada! Corrió y corrió y pensó que nunca se salvaría, pero vio una cueva y se metió dentro; enfrente había un murciélago que le dijo:
- Has llegado a la cueva misteriosa, verás que no es tan misteriosa ni tan terrorífica como dicen.
Entró y no vio nada malo, sólo árboles y césped y un río con una casacada y una fuente. De pronto vio cómo el laberinto, la casa y el bosque se convirtieron en un bonito camino que llegaba a la cueva.
Al día siguiente llevó a sus amigos hasta allí y descubrieron que Nick tenía razón.
Y ésta es la historia de la cueva misteriosa.
Muy bién Nuria.
ResponderEliminar¡A ti sí que deberían darte un premio!
Me ha gustado mucho.
Nuria: Que cuento más bonito. ¡Felilcidades!
ResponderEliminarCarmen.
Me gusto
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