Un radiante día de verano un pequeño grupo de niños estaba
jugando al fútbol. Una niña estaba a punto de darle una patada al balón y meter
gol, pero… el balón se recubrió de un aire morado y se apartó. Los niños no se
lo podían creer, después el balón fue rápidamente a la casa encantada del
pueblo y los niños lo siguieron, pero sólo cuatro se atrevieron a entrar:
Pedro, Iván, Óscar y Ana.
Los niños entraron en la casa y de repente se cerró la
puerta. Los niños vieron la pelota pero delante de ellos había un fantasma.
Intentaron salir, pero no pudieron.
El fantasma con su gran boca en la tripa los comió y la casa
empezó a desvanecerse en un humo morado…
Rodrigo Santamaría
5º A
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