Érase una vez en China una familia pobre que tenía una joya más valiosa de lo que pensaban. ¡Valía millones! Y la familia se enteró, el problema es que unos ladrones también se dieron cuenta.
Un día, mientras toda la familia dormía, intentaron robarlo, pero… no lo encontraron.
Al día siguiente la familia vio la casa toda revuelta, se dieron cuenta de lo que estaba pasando y pensaron en mudarse a Rusia.
Los ladrones les siguieron y la familia muy astuta antes de irse dejó la joya en casa de su hermano.
La joya que protegían no era un jarrón sino que era una piedra que servía para dar inmortalidad al primero que la tocase. Y mientras los ladrones intentaban conseguirla, el jarrón estaba en casa de su hermano. Y… si abría el jarrón y cogía la piedra ¡qué disgusto se llevaron todos!
Al día siguiente la familia vio la casa toda revuelta, se dieron cuenta de lo que estaba pasando y pensaron en mudarse a Rusia.
Los ladrones les siguieron y la familia muy astuta antes de irse dejó la joya en casa de su hermano.
La joya que protegían no era un jarrón sino que era una piedra que servía para dar inmortalidad al primero que la tocase. Y mientras los ladrones intentaban conseguirla, el jarrón estaba en casa de su hermano. Y… si abría el jarrón y cogía la piedra ¡qué disgusto se llevaron todos!
Rápidamente volvieron a China.
- ¡El jarrón, no lo habrás abierto!
– No, ¿por qué?
- Dentro hay una piedra que el primero que la toque se hará inmortal.
Durante varios años la piedra estuvo a salvo, pero cuando ya no se acordaban del jarrón se cayó y… el perro bueno… se la comió y se hizo inmortal.
Victor .Un bonito cuento. ¡Felicidades!
ResponderEliminarCarmen.