Cuentan los ancianos que entre 1850 y 1860, hubo un sacerdote que se dedicaba con frecuencia a la vida mundana. Cuentan que por las noches recorría diferentes antros de vicio. Algunos fieles le informaron de un extraño fenómeno. Él, intrigado, fue a verlo y se encontró con una calavera. Él le dijo:
- ¿Qué estás haciendo? Éste no es tu lugar.
La calavera le respondió:
- Soy la calavera del padre Higuera y ando purgando cadena.
Después desapareció. Asustado, se recluyó en el convento.
Pero un día salió y se montó en un asno sin rumbo fijo. Nunca más se supo de ellos, ambos desaparecieron.
- ¿Qué estás haciendo? Éste no es tu lugar.
La calavera le respondió:
- Soy la calavera del padre Higuera y ando purgando cadena.
Después desapareció. Asustado, se recluyó en el convento.
Pero un día salió y se montó en un asno sin rumbo fijo. Nunca más se supo de ellos, ambos desaparecieron.
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