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Era una mañana fría. Un hombre decidió hacerse un abrigo con lana de oveja. Fue a buscar una y cuando la encontró le dijo:
- Sólo te quitaré un poco de lana.
- No te dejaré que cortes mi lana si no me das algo a cambio.
- Vale, si no te dejas lo haré por la fuerza.
En cuanto el granjero se acercó, la oveja corrió tanto que no la pudo alcanzar.
Entonces el hombre pensó en darle algo a cambio. Le ofreció un cobijo, pero no aceptó. Le propuso muchas cosas más y tampoco.
La oveja le dijo:
- Yo te doy mi lana y tú me darás comida hasta que me vuelva a crecer.
- Vale, trato hecho.
- Sólo te quitaré un poco de lana.
- No te dejaré que cortes mi lana si no me das algo a cambio.
- Vale, si no te dejas lo haré por la fuerza.
En cuanto el granjero se acercó, la oveja corrió tanto que no la pudo alcanzar.
Entonces el hombre pensó en darle algo a cambio. Le ofreció un cobijo, pero no aceptó. Le propuso muchas cosas más y tampoco.
La oveja le dijo:
- Yo te doy mi lana y tú me darás comida hasta que me vuelva a crecer.
- Vale, trato hecho.
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