Volverán los oscuros recuerdos
en tu corazón su tristeza a recordar,
y, otra vez, con el presentimiento a sus maldades
jugando llamarás;
pero aquéllos que el sentimiento refrenaban
tu hermosura y mi pena al contemplar,
aquéllos que aprendieron nuestros nobles corazones...
ésos...¡no volverán!
Volverán los tupidos sentimientos
de tus pensamientos las paredes a escalar,
y otra oportunidad a la tristeza le darán;
pero aquéllos cuajados de amor,
cuyos pensamientos mirábamos temblar
y caer, como estrellas de la noche...
ésos...¡no volverán!
Volverán del sentimiento en tus sentidos
los sonidos ardientes a sonar;
tu suspiro, de su profundo engaño
tal vez despertará;
pero mudo y absorto y de espaldas,
como se adora a un dios ante su trasaltar,
como yo te he querido... desengáñate:
¡así no te querrán!
tu hermosura y mi pena al contemplar,
aquéllos que aprendieron nuestros nobles corazones...
ésos...¡no volverán!
Volverán los tupidos sentimientos
de tus pensamientos las paredes a escalar,
y otra oportunidad a la tristeza le darán;
pero aquéllos cuajados de amor,
cuyos pensamientos mirábamos temblar
y caer, como estrellas de la noche...
ésos...¡no volverán!
Volverán del sentimiento en tus sentidos
los sonidos ardientes a sonar;
tu suspiro, de su profundo engaño
tal vez despertará;
pero mudo y absorto y de espaldas,
como se adora a un dios ante su trasaltar,
como yo te he querido... desengáñate:
¡así no te querrán!
Raquel, si Bécquer fue un gran poesta, tú llevas camino de lograrlo puesto que has profundizado mucho en esta composición poética.
ResponderEliminar¡Muy bien!