sábado, 26 de febrero de 2011

La ciudad "Flallers"

Gabriel y Julián, dos hermanos gemelos, son de aspecto igual, aunque de carácter opuesto; en alguna ocasión son iguales, pero normalmente son distintos.
Gabriel es deportista al igual que su hermano, a los dos les gusta el fútbol sala, en lo demás son distintos… nada o casi nada se parecen.
Los dos son altos, Julián es majo y estudioso, y Gabriel es tozudo y agradable.
Estaban desayunando y… se dieron cuenta de que el suelo era esponjoso y blanquecino, no lo podían coger pero sí tocar, estaban solos.
- ¿QUÉ NOS ESTA PASANDO? No es posible, y nuestra casa. ¿QUÉ?!!!!!!!!!!
- PERO…. ¿DÓNDE ESTAMOS?
- ESTAMOS EN UNA CIUDAD QUE ES UNA NUBE!!!!!!
- Mira allí, dijo Gabriel
A lo lejos se podía divisar una especie de palacio, de camino al palacio se encontraron con animales extraños, que eran reales no de nube como pensaban. Cuando faltaba poco, la nube se esfumó durante dos segundos, se pegaron un susto de muerte. Entonces… vieron una silueta y pensaron que podía ser de una persona, cuando se iban acercando la silueta iba tomando forma pero… ¡era demasiado alto para ser humano!
- Eso no es humano - dijo Julian.
- Eso es obvio - respondió Gabriel.
Se acercaron, no eran desagradables, eran distintos. Se atrevieron a preguntar:
- ¿Quiénes sois? ¿cómo os llamáis?
- Respondieron con voz grave y segura – somos los ¡¡Flallers!! Os estábamos esperando.
Al entrar se encontraron con…. ”LOS FLALLERS”. Eran raros, pero parecían amigables.
- ¿Nos has traído tú? - preguntaron los dos hermanos simultáneamente.
- Sí- respondió la criatura, la nube que estáis pisando se está desintegrando.
- ¿Por qué? - preguntaron los dos.
- La piedra Escay se está apagando, les dijo a los hermanos. Si vosotros tocáis la piedra Escay os convertiréis en Flallers. Necesitamos que lo hagáis para llegar al volcán, y entregarle la piedra.
-¿Por qué no vais vosotros? - preguntaron enfurecidos.
- Porque somos de nube y nos evaporamos. Vosotros pareceréis Flallers, pero no os pasará nada ya que no estáis hechos de nube.
Julian y Gabriel tocaron la piedra y fueron hacia el volcán, solo había que tirar una piedra, con suerte no se tenían que acercar mucho.
Cuando estaban bastante cerca notaron la presencia de algo nada bueno.
Eran Flallers, pero éstos eran oscuros.
- Nos están acorralando - dijo Julián.
- Parece que quisieran arrojarnos al volcán, estamos demasiado cerca y noto excesivo calor. INTENTEMOS ESCAPAR JULIÁN.
¿ALGUIEN NECESITA UN REFRESCO? ¡¡¡¡¡¡ ¡ CORTEN !!!!!!!!!!! Seguiremos dentro de media hora. Que descanse todo el mundo, los Flallers también.

jueves, 24 de febrero de 2011

El fabrication 2000


Funcionamiento
El fabrication es una máquina que sirve para fabricar secretos. Para comenzar a hacer el secreto se introduce un papel blanco por una ranura que está situada en la parte izquierda. En la parte derecha se encuentra otra ranura donde se mete otro papel con el tema del secreto.
Para que funcione la máquina, necesita savia de ciprés como combustible, sólo así se pondrá en marcha. Se acciona la palanca, se esperan 10 minutos y… ¡ya está listo tu secreto!

Partes
Una base cuadrada.
Una palanca.
Un botón rojo y otro verde.
Dos ranuras donde se meten los papeles.
Un depósito en la parte trasera de la máquina donde se echa la savia de ciprés.

Instrucciones
1.- Se pulsa el botón verde para encender la máquina.
2.- Comprobar que el depósito esté lleno de sabia.
3.- Meter cada papel en su ranura correspondiente.
4.- Accionar la palanca (Para que empiece a fabricar el secreto).
5.- Pulsar el botón rojo para que se apague la máquina.

martes, 22 de febrero de 2011

La máquina de los enigmas



Partes de la máquina:

-Tubos.
-Toboganes.
-Colador.
-Tintero.
-Pluma.
-“Brazo”.
-Secador.

Instrucciones de uso:


1º Pulsar el botón verde.
2º Meter un papel.
3º Mirar y esperar…
4º Coger el papel.
5º Dar el botón rojo.

Cuando Daniel entró en la habitación, se encontró con la máquina Secretoide. No era lo que esperaba, era un aparato sencillo con dos simples botones:
-Verde-> encender
-Rojo->a pagar
Él sabía lo que quería. Deseaba saber el secreto de su vida futura.
Sacó el papel y lo introdujo en la máquina.
Al meter el papel en el artilugio, éste lo cogía como si fuese una impresora.
Primero, el papel pasó por unos tubos.
Después, atravesó un colador.
Luego, se transportó a la parte central donde había un lugar en el que una pieza mecánica, algo así como un brazo, el cual cogió una pluma, la mojó en el tintero y escribió unas palabras, casi ilegibles.
Cuando el “brazo” mecánico hubo terminado de escribir, el tintero y la pluma se encogían y se ocultaban.
A continuación, la hoja era transportada a un lugar donde la tinta se secaba.
Finalmente, la lámina pasó por otros tubos y toboganes hasta que sale por una rampa a una servilleta.
Allí se cogía el papel para leer el secreto.
Ese misterio podía resolver problemas, enigmas…
Cuando el joven lo cogió, como era indescifrable, no sabía si estaba del derecho o del revés.
Pasaron las horas y, al fin… ¡lo había descubierto!
Lo leyó:
Tus deseos se harán realidad, siempre que sepas cultivarlos.
Cuando terminó se quedó pensando: "Y si hago esto… ¿qué pasará?"
Estaba muy intrigado.
Al salir la respuesta, la duda era mayor.
Era una solución enigmática.
Miró a Secretoide, esperando una contestación. Pero éste no se movía.
Al final, Daniel decidió que el paso del tiempo daría la solución al misterio.

lunes, 21 de febrero de 2011

La fábrica de los secretos


Funcionamiento:
Esta máquina la utilizamos para fabricar secretos.
Primero tendríamos que mezclar una botella de lugares secretos con otra botella de cosas secretas. Después tenemos que agitarlo muy bien durante unos cinco minutos.
A continuación lo metemos en nuestra máquina que lo calentará todo y lo mezclará con un poco de agua especial de la Luna.
Finalmente lo convertirá en vapor.
Ese vapor lo dejaremos reposar dentro de la máquina. Pasadas unas horas... ¡Ya tenemos nuestro secreto!

¿Para qué sirve?
Esta preciosa máquina que ha sido inventada por Paula Espino Revilla sirve para fabricar secretos.
También sirve a veces para desvelar secretos (pero sólo a su dueña o dueño).
Los secretos que fabrica son muy delicados.

Partes que la forman:
Esta máquina tiene muy pocas piezas aunque es muy eficaz.
La primera parte que os quiero enseñar es el mezclador que es el que mezcla los primeros ingredientes con el agua de la Luna.
La parte más importante es el calentador que es el que calienta, todos los ingredientes para dejarlos.
Luego está el convertidor que convierte en vapor la mezcla.
Por último está el reposador que deja reposar el secreto unas horas.

Instrucciones de uso:
Esta máquina es muy delicada así que hay que limpiarla y cuidarla muy bien:
1. Todos los días la tienes que abrillantar bien con el trapo Marte que viene con esta máquina. TODOS LOS DÍAS SIN EXCEPCIÓN.

2. Comprobar que no falta ninguna pieza porque si pierdes alguna la máquina deja de funcionar.

3. Pasarle un trapo para quitar el polvo porque si acumula mucho polvo puede explotar.

4. Dejarla en un sitio fijo, no llevarla de viaje, ni a la casa de tu abuela etc.

5. No dejarla al alcance de niños menores de 10 años (la pueden estropear por completo).

6. No poner fuego (velas, etc.) al lado de la máquina.

7. La habitación en la que la dejes no puede tener radiadores (la darían mucho calor).

sábado, 19 de febrero de 2011

6º A va al Cine para ver "También la lluvia"

Damos las gracias a Doña Díriga, a Nieves, a Morena Films, a la Tribu 2.0 y a todas las personas que han contribuido a que hayamos pasado una tarde inolvidable viendo la película "También la lluvia". Ha sido un final de proyecto fantástico. GRACIAS.





Miguel Vivanco, artista burgalés, nos envía desde Edimburgo estos preciosos cubos. GRACIAS.

viernes, 18 de febrero de 2011

David y la ciudad Plasma

Érase una vez un niño llamado David. Un día, encontró un aparato con un botón rojo y uno azul. David tuvo curiosidad por el aparato, pero, su padre le cogió el aparato y dijo:
-David, no toques eso.
-¿Qué es, papá?
-Es un aparato que he construido para transportar personas y animales. Pero no lo he probado. Ahora me iba a la tienda de animales a comprar un hámster.
El padre se fue y David usó el aparato y se tele-transportó a un videojuego. El chaval no se creía lo que estaba pasando, pero un grupo de animales le dijo dónde estaba: en la Ciudad Plasma. David se lo pasó muy bien aunque cuando se dio cuenta de la hora, ya era tarde.
La ciudad estaba destruida y había una sombra gigante que estaba atacando a los ciudadanos. David vio una espada y un escudo e intentó luchar contra la sombra gigante. Ella disparó bolas negras y al caer al suelo se transformaron en monstruos muy pequeños. David con la espada les atacó y al darles tres veces desaparecieron. El niño, con la espada, dio a la sombra gigante tres veces, pero no desaparecía, entonces la sombra le atacó y le mandó muy lejos…
Al volar vio dos montañas y supo que el camino iba a ser muy largo y que iba a tardar un montón para llegar a la ciudad.
Su padre llegó a casa y David le oyó. Intentó llamarle, pero no le oía. Su padre envió al hámster que había comprado al videojuego.
En el videojuego, el animal era gigante y David pensó:
-Me podría montar encima del hámster para que me llevara a la ciudad.
Seguía estando la sombra en la ciudad y David le lanzó comida para que el hámster le atacara.
Al final, David consiguió vencer a la sombra, y de repente, salió del juego sin casi darse cuenta.
Su padre le preguntó dónde había estado y David le contestó que había tenido una aventura “movidita”.

miércoles, 16 de febrero de 2011

Ayer y hoy de mi ciudad

En uno de estos días especiales de Navidad me junté con toda la familia para celebrarlo todos juntos.
Cuando todos acabamos de comer, me senté al lado de mi abuela, porque ella siempre me cuenta historias de cuando era joven, como hacen todos los abuelos con sus nietos.
Pero esta vez fue diferente, la historia pareció un poco rara, distinta a la de otras veces, pero aun así, era muy interesante.
Empezó contándome que en la misma calle en la que yo vivo, antes no había casas, solo era un campo de tierra mala en la que los niños jugaban al fútbol a la salida del colegio antes de que sus madres les llamasen para comer. Ahora eso era una zona urbanizada.
También me contó que ahora es el centro comercial más grande de la ciudad, antes era un área en la que no había nada y algunos que tenían un pequeño negocio iban allí a vender algo de comida como en las plazas de los pueblos, y que no había carros ni cestas como las de los supermercados de ahora sino que lo llevaban en sacos e iban en carros de caballos.
Pero una de las cosas que me llamó la atención fue cuando me dijo que ella cuando era como yo, acompañaba a su madre a lavar al río, no existían las lavanderías y el jabón con el que lavaban lo hacían ellas con aceite ya usado.
Se colocaban en la orilla con dos tablas, en una se apoyaban ellas y en la otra la ropa que iban a lavar, después la secaban al sol.
Yo no pensaba que una ciudad podía cambiar tanto en menos de un siglo, antes los parques tenían un balancín, un tobogán y un columpio, ahora tienen muchas más cosas, más fuentes, autobuses, antes tenían que ir andando.
El tiempo pasó muy rápido y empecé a decir a mis padres que nos teníamos que ir a casa así que mi abuela me dijo que a la semana siguiente volviese y me seguiría contando más cosas.
De camino a casa, en el coche, escuché a mis padres hablar de una noticia que estaban dando en la radio. Decían que Burgos había sido seleccionada como opción a ser Capital Europea de la cultura. Entonces entendí todos los
carteles que veía por la calle en los que ponía Burgos 2016. Mi madre me explicó, que consistía en tener una ciudad bonita y culta, en ese momento me acordé de lo que me había contado mi abuela, de todas las mejoras que había tenido la ciudad, y pensé que Burgos merecía ganar.
Ese día me acosté pronto después de cenar y seguí pensando en lo mismo. Acabé soñando y cuando me desperté pensé: Espero que se haga realidad.

Desde Edimburgo, Miguel Vivanco, artista burgalés, nos envía estas dos fotografías que amplían la información de esta entrada. MUCHAS GRACIAS.
Villafranca fue un fotógrafo burgalés que hace 50 años sacaba muchas vistas como ésta.
"El año de esta otra foto, creo recordar, fue "eucarístico nacional"; colocaron en los chapiteles de la catedral, además de grandes insignias de Acción Católica, unos potentes altavoces desde donde lanzaban música al estilo de "clásicos populares". Sentado en el primer peldaño, al borde de la calle (por donde pasa el carro de bueyes) en una plácida tarde primaveral, disfruté de mi primera audición. Tenía 6 años".

martes, 15 de febrero de 2011

Uso responsable del agua

La disponibilidad de agua potable es un bien que no estamos acostumbrados a valorar.
Nadie va a saber si derrochas agua o eres responsable en su uso. Sólo los que van contigo lo saben.
El agua es una herencia común, valor tal que debe ser conocido por todos. Cada cual tiene el deber de utilizar el agua tanto cuidadosa como económicamente.
Puedes ahorrar agua cambiando tus hábitos más derrochadores o instalando sistemas de ahorro de agua en el baño (usa ducha en vez de bañera) y en la cocina (poner la lavadora y el lavavajillas llenos) o mejor aún, empleando la tecnología ahorradora de forma responsable.
Con muy poco esfuerzo puedes hacer que tu consumo también sea un poco más sostenible.
Debemos concienciarnos con el uso que damos al agua porque hay épocas como en verano que en muchos sitios tienen que cortarla. Y otros son menos afortunados "los bolivianos" y no disponenen de una cosa tan esencial.
Eduardo
Formas de ahorrar agua:
1.- Ducharse en vez de bañarse.
2.- Al usar la lavadora, asegurarse de que está llena.
3.- Si lavas la ropa a mano, no eches agua caliente.
4.- Bébete todo el vaso al comer, desayunar o cenar.
5.- No comprar agua de marcas muy grandes.
6.- Y sobre todo cuidar el medioambiente y los ríos, mares, lagos, lagunas...
Roseline

sábado, 12 de febrero de 2011

Edimburgo - Burgos

Regalo dedicado a Miguel Vivanco, artista burgalés afincado en Edimburgo, por emocionarnos con sus regalos.



Pulsa aquí para verlo a tamaño grande.


El artista encima de un montón de piedras en Rodapozos


martes, 8 de febrero de 2011

Un mundo ideal

Érase un niño que se llamaba Carlos, muy soñador y un día que se aburría se puso a pensar en un mundo mágico, ideal, en el que todo fuera perfecto, todos los niños vivirían con lo que quisiesen, con muchos juguetes, consolas y videojuegos...
Carlos estaba muy contento de estar en ese mundo, todo era genial, pero un día algo raro pasó, no salió el Sol y Carlos y todos los ciudadanos estaban muy asustados; pero para eso estaba el árbol mágico, para decir lo que pasaba, y allí fueron todos. El árbol angustiado por la situación decidió buscarlo rápidamente y el problema era que el rey árbol estaba enfermo. Carlos y sus amigos  se pusieron en contacto rápidamente con los mejores médicos para que se pusiese bueno… Pero no sentía mejoría. Carlos fue a buscar al mago del pueblo. No le encontró.
Cuando volvía a avisar a sus amigos de que no estaba, se encontró con él y le dijo en la situación que se encontraba el rey árbol y echaron a correr; el mago le pidió a Carlos que cogiera cuatro plantas de Lodas que a Carlos le costó mucho encontrar. Al final se hizo con ellas y echó a correr para dárselas al mago.
Y después de mucho tiempo y esfuerzo lo consiguieron, el rey árbol se puso bien, y sí reinó la genialidad otra vez en la ciudad ideal.

lunes, 7 de febrero de 2011

El país de luminandia

El 5 de marzo Juan y su familia se cambian de casa. Él no quería, pero cuando vio lo grande y bonita que era la nueva, cambió de opinión. Además, ese día su padre le entrega un collar con un amuleto que había pertenecido a su abuelo. Es muy valioso, con él lograrás cuanto te propongas, sólo tienes que desearlo con todas tus fuerzas, le dice poniéndoselo en el cuello. Juan lo toca con sus manos y dice, gracias papá, no me lo quitaré jamás.
Enseguida comienza a recorrer todas las habitaciones, la cocina, el salón, el ático, dejando para el final el sótano. Baja las escaleras y comprueba que es pequeño, oscuro y que está casi vacío, sólo hay un gran armario. Siente curiosidad y abre sus puertas, como ve que no hay nada dentro, las cierra y se marcha sin más.
Al día siguiente invita a su amigo Pedro a conocer la nueva casa. Después de verla por dentro, salen al jardín y deciden jugar al fútbol. Aunque se lo estaban pasando muy bien, después de un largo rato, acuerdan hacer un descanso. Enseguida ven cómo el balón empieza a rodar solo, hasta llegar al sótano, parándose justo al lado del armario. Juan, aunque está muy cansado, corre a buscarlo. Su sorpresa fue cuando al cogerlo, el armario empieza a brillar y se abren sus puertas invitándole a entrar. Sin dudarlo, entra y ¡Uf! siente que le ciega tanto brillo, que comienza a flotar y que algo mágico le está transportando a otro mundo.
Pasados unos minutos abre sus ojos y exclama ¡Qué es esto! No puede creer lo que ve. Está en un país donde todo es enorme, luminoso, los casas son castillos que brillan como el oro, los ríos parecen mares de plata y sus gentes son gigantes. Justo a su lado hay uno observándole, seguramente extrañado por su tamaño, al que Juan pregunta qué lugar es ese. El país de Luminandia y mi nombre es Giganmario, le contesta. El chico asustado quiere salir inmediatamente pero el gigante le dice que de allí no sale nadie si no lo autoriza el Giganrey. ¿Y dónde está ese rey? pregunta Juan. Sólo lo sabe el gigante Vesugo que vive en lo alto de cima y, para que te lo diga, tendrás que superar las tres pruebas establecidas: una de habilidad, otra de honradez y, por último, una de fuerza.
Juan al ver la montaña que tenía que subir tan alta calcula que tardará días en llegar, pero no pierde tiempo y se pone en camino. Al poco ve un caballo, también gigante y brillante claro, que le miraba de una forma especial. Le parece precioso y se imagina montado en él ¡Sería estupendo que me llevara hasta el Vesugo! Aprovechando que estaba tumbado, se sube a su lomo y comienza a acariciarlo suavemente y sin parar. De pronto, el caballo se levanta y comienza a caminar rumbo a la montaña. ¡Este caballo es sabio, sabe a donde tengo que ir!, te llamaré “Burgalés”, exclamó Juan muy contento.
Cuando estaban subiendo la montaña ve a lo lejos un castillo plateado y piensa ¡Qué bonito! ¡Cómo me gustaría verlo de cerca! Pero no, lo primero es lo primero, tenemos que ver cuanto antes a Vesugo. Ante su sorpresa, comprueba que Burgalés cambia de dirección, feliz exclama ¡Lo que digo, este caballo adivina mis pensamientos! ¡Es genial!
Al llegar al castillo ven en su puerta a un gigante viejecito muy triste y lloroso. Juan se acerca y le pregunta ¿Por qué llora? ¿Qué le pasa? El hombre contesta que ha sido maldecido por la bruja Giganmaruja, mi castillo antes era de oro y lo ha cambiado por plata. ¿Y por qué lo ha hecho? pregunta el niño. Me pidió oro para ayudar a personas con necesidades y no quise dárselo. Estoy muy arrepentido de mi egoísmo, pero ¿cómo llevar el oro a la bruja? Estoy muy mayor y mis piernas no resisten andar tanto.
Juan se queda pensativo, mira a Burgalés y observa que le guiña un ojo ¡Vale, es cuanto quería saber! A continuación pregunta ¿dónde vive la bruja? En la cueva que se encuentra un poco antes de la cima de la montaña, le responde. No llore más señor, le voy a ayudar, pero tiene que confiar en mí, yo se lo llevaré a la bruja, el palacio volverá a ser dorado y su conciencia quedará en paz. El viejecito muy contento le da gran cantidad de oro y se despide de ellos. Juan se sube al lomo del caballo, lo acaricia y ordena con cariño ¡Rápido amigo! ¡Tú puedes hacerlo!
Después de andar un largo camino llegaron a la cueva, hasta Burgalés estaba un poco cansado. La Bruja Giganmaruja le confirma que la maldición se debió a la avaricia y a la falta de generosidad del dueño del castillo. Estoy seguro que se ha arrepentido y, como prueba de ello, aquí está todo el oro que me ha dado, dice Juan. La bruja se pone muy contenta, era mucho más de lo que ella le había pedido. Con esto solucionaré los problemas de muchas familias necesitadas, además creo todo lo que me dices, así que, hoy mismo acabaré con la maldición del castillo, volverá a ser de oro y brillará más que antes.
Recuperados del cansancio, los dos amigos siguen hacia la cima de la montaña. Enseguida encuentran a Vesugo, un gigante más grande todavía que los demás. Se saludan y Juan le pregunta por las pruebas que tiene que superar para que el rey autorice el regreso a su país. ¡Has tenido suerte muchacho! le responde. Dos de las pruebas ya las tienes superadas. La de la habilidad, al conseguir que Burgalés, gracias a tus palabras y cariño, vuelva a sonreír y ser el gigancaballo más rápido y seguro de todo este país. La segunda, por ser tan honrado y generoso, no has dudado en entregar el oro que te ha dado el dueño del castillo para ayudar a personas que no tienen para comer, medicamentos, vestir, libros y otras cosas importantes. ¡Bien! grita Juan, ya sólo me falta la de la fuerza. Sí, tendrás que demostrarla haciendo una buena obra, le dice Vesugo.
Por más que piensa a Juan no se le ocurre nada y, a Burgalés parece no importarle su problema, no deja de mirar a una vaca que se ha metido en un barranco y no puede salir de allí. De pronto, grita: ¡Ya está! ¡Qué tonto! Se sube a Burgalés y le dice, con mi amuleto y tu ayuda lo conseguiré. Se acercan todo lo que pueden a la vaca, coloca el collar con el amuleto en sus cuernos y tira y tira de ellos con fuerza. Nada, ni se movía, hasta que pasado un ratito levanta una pata, luego otra, poco después el resto y sale del barranco. La felicidad de Juan es inmensa.
Vesugo que estaba observando con mucha atención la hazaña del chico no sale de su asombro y grita ¡Bravo! ¡Conseguiste tu prueba de fuerza! Vamos a ver al rey. Ya con el permiso para volver a su país, Juan se despide del gigante y se dispone hacerlo de Burgalés. Quiere que sea una despedida muy especial porque le ha cogido mucho cariño. Emocionado, se acerca al caballo, pero le entra un sueño que no puede vencer. Debe ser por la fuerza que he tenido que hacer para sacar a la vaca, se dice, y toca el amuleto que vuelve a estar en su cuello.
Cuando abre los ojos y ve a sus padres, se alegra mucho. Su madre le dice: Juan, despierta ya hijo, te has quedado dormido agotado de tanto jugar al fútbol, pero ya es hora de comer y tu amigo Pedro te espera. Juan se dice, si dormido...., cuando les cuente donde he estado y lo que me ha pasado ¡No se lo van a creer!

domingo, 6 de febrero de 2011

Andrés y la ciudad submarina


Andrés es un muchacho de doce años, alto, ágil, trabajador, simpático, optimista…
Una mañana, cuando se despertó, notó que el lugar que le rodeaba era extraño y desconocido.
Se levantó y observó detenidamente la habitación donde se encontraba. Se dio cuenta de que había bastantes objetos marinos.
Cuando salió a la calle, se percató de que estaba en un mundo sumergido.
Poco después, vio a las personas que habitaban allí: eran personas normales y corrientes, un poco bajas, tenían las orejas muy pequeñas y de una manera muy particular… Sus cuellos parecían muy largos. Se llamaban acuanautas.
Como Andrés no sabía qué hacía allí, le pareció bien visitar a las autoridades para que le informasen.
Andrés llegó a una mansión grande con jardines y fuentes.
Distinguió a un montón de personas importantes. Al fondo se encontraba el Alcalde.
Andrés se acercó y le dijo:
-Podría explicarme qué hago yo aquí.
-Estás aquí porque tienes que salvarnos de una invasión de peces espada. Por favor, ayúdanos.
-Pero… si yo… yo… no sé si podré hacerlo, soy sólo uno, no tengo armas y no puedo respirar bajo el agua…
-Toma estas perlas. Debes masticarlas de una en una. Serían peligrosas muchas juntas. Te protegerán de la alta presión del agua y te proporcionarán oxígeno.
Te daré a mi caballo de mar, Blackjack. Puedes hablar con él, te entenderá.
También te entregaré un tridente y una espada, pero no es una espada cualquiera.
Encontrarás a Blackjack, la espada y el tridente en el estanque.
-Está bien…Pero, ¿por qué tengo que hacerlo yo?
-Eres el hijo del Rey del mar.
Montado en su corcel se dirigió al lugar de la batalla. Era una lucha muy desigual, a favor de los peces espada.
En un momento determinado, él sacó una perla y se la comió.
Intrigados, los animales acuáticos, le preguntaron que qué era eso.
Él dijo que era una perla de la fuerza.
Ellos le obligaron a que les diera todas las perlas a cambio de su vida y la de los acuanautas.
Los peces iban engullendo las perlas y, mientras, ascendiendo hacia la superficie sin darse cuenta.
Sus esfuerzos por intentar bajar eran en vano y lentamente se iban alejando del lugar.
A la mañana siguiente, al despertarse de nuevo en su casa, Andrés vio unas perlas sobre la mesilla. Para él fue un misterio saber si era sueño o realidad.
Aprendió que la astucia y la inteligencia son mejores que la fuerza.

miércoles, 2 de febrero de 2011

El blog "La Acequia" nos dedica una entrada

Mis alumnos de 6º de Primaria se inspiran para hacer un trabajo de microrrelatos en los sentimientos de un profesor de Literatura de la Universidad de Burgos, Pedro Ojeda, a través de su blog "La Acequia".
Pulsa en la imagen para leer las bonitas palabras que nos regala en una entrada de su blog.
GRACIAS, amigo.


La piedra sagrada

Érase una vez una ciudad invisible, suspendida en el aire llamada Neópolis.
Sus habitantes los neopolitas tenían un aspecto muy peculiar. Tenían cabeza de águila, cola de mono, y cuerpo de humano y tenían alas con las que se desplazaban de un sitio a otro.
Para que Neópolis fuese invisible, la ciudad tenía una piedra sagrada roja que se encontraba en el santuario más importante de Neópolis.
Un día el guardián del santuario donde se guardaba la piedra sagrada entró al santuario y vio que no estaba la piedra en su fuente y dio la voz de alarma al resto de la ciudad y dijo:
-¡Nos han robado la piedra sagrada!
Y justo en ese momento se calló la ciudad y se volvió visible.
Y dijo el jefe de los neopolitas:
-¡Seguro que han sido esos malvados del pueblo de al lado! ¡Los teopolitas querrán hacerse invisibles pero no podrán porque no tienen el agua mágica que está en la fuente sagrada!
Los teopolitas llegaron a su ciudad Teópolis, pusieron la piedra sagrada en su santuario, los teopolitas creyendo que la ciudad se había vuelto invisible y estaba suspendida en el aire salieron fuera de la ciudad pero vieron que no se había vuelto invisible ni estaba suspendida en el aire y dijeron:
-¡Pero qué pasa aquí! ¿Por qué no funciona la piedra sagrada?
En ese momento llegaron los neopolitas, le quitaron la piedra sagrada y le dijo el rey neospolita a los teopolitas:
-Yo te diré por qué no funciona, necesita el agua sagrada, que está en la fuente de mi pueblo.
Los neopolitas se fueron a Neópolis e hicieron un festín por haber recuperado la piedra sagrada.

martes, 1 de febrero de 2011

Regalos desde Edimburgo

Miguel, artista burgalés, afincado en Edimburgo, lector habitual del blog "La Acequia"  y amigo de su autor, nos envía estas bonitas imágenes como regalo por el trabajo realizado sobre las sensaciones del agua.

Diario de Burgos digital (02-02-09)
...Burgos, una ciudad en la que apenas ha vivido una cuarta parte de su vida pero que lleva dentro de su corazón. Un Burgos que le vio nacer en un barrio histórico: la antigua calle de Tenebregosa, ambiente que el escritor Carlos de la Sierra describe magistralmente en ‘Los santos días del pasado’: un microcosmos que giraba en torno a la cuesta de la Ballena, la torre de hierro que sostenía los focos que iluminaban a la catedral, las escalinatas de la iglesia de San Nicolás, y las tiendas del barrio: los comestibles de la señora Eleuteria, la mercería ‘El Carrete’ o la Librería ‘Arte’.


En ese mundo privilegiado a la sombra de la Catedral, ese «bosque de piedra» al decir del escritor burgalés Fernando Alonso, pasó sus años de infancia y juventud Miguel Vivanco, observando las idas y venidas y las maravillas que realizaban vecinos suyos como Maese Calvo, Florentino Lomillo o Ismael Ortega. Sus ojos vivarachos y su mente despierta seguramente le hicieron pensar: «Algún día seré como ellos», y, para conseguirlo, buena parte de sus propinas acababan irremediablemente en forma de papeles, lápices y pinturas comprados en Amábar, Sedano o Fournier...
El blog "La Acequia" tiene varias entradas dedicadas a este gran artista.

GRACIAS, Miguel, por emocionarnos.

Para Álvaro:

Para Roberto:


Para Diego y todos los demás:

Edimburgo
 
"El Principito" en un parque de la ciudad de Concordia en Argentina,
tomada por Miguel el año 2006.
 

El agua. Nuestras sensaciones


Pulsa el icono de pantalla completa para verlo a tamaño grande.
Este trabajo es el fruto de la inspiración que nos causó Pedro Ojeda con su blog "La Acequia". Desde aquí queremos darle las gracias.

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