Había una vez una ciudad subterránea llamada Ember, en la que tenían una dificultad: su luz dependía de un generador que estaba dando problemas día y noche.
Tenían constantes apagones, cortes de luz y hasta incendios en el viejo generador.
Uno de sus habitantes, una niña, tenía la solución para salir, aunque ella aún no lo sabía. Un día había encontrado una caja sospechosa. La abrió y encontró un papel, una especie de mapa y un trozo de cristal.
Claudia, la niña, decidió ir a inspeccionar la ciudad en busca de alguna pista, señal, signo… para buscar una salida al exterior.
Entró a los conductos de tuberías y halló una puerta con un dibujo y una cerradura en forma de X. Llamó a su amigo Peter, que tenía el mapa de las tuberías porque trabajaba en ellas.
Después de mirar el mapa, vieron que ¡la puerta extraña era la salida de Ember! Y la llave era la unión de dos trozos de cristal. Claudia sólo tenía uno de los trozos. Le faltaba el otro.
Al día siguiente, fue a ver al Alcalde de la ciudad subterránea y él tenía el otro trozo de llave, pero no iba a dejar que nadie saliera de allí…
Claudia se las arregló para conseguir el otro trozo de llave y lo logró gracias a un apagón del generador.
Ella y Peter juntaron los dos trozos de cristal y se dirigieron a la puerta que habían encontrado en el laberinto de tuberías. Metieron la llave en la cerradura y la puerta se abrió.
Allí encontraron una barca, subieron y remaron por un río subterráneo llegando a una laguna de cuyo extremo salían unas escaleras. Subieron por ellas y llegaron a la superficie. Se sentaron sobre un suelo verde, húmedo y fresco. Estaban en el exterior, al aire libre y veían el cielo por primera vez.
Estaban sorprendidos. Cuando terminaron de ver a su alrededor, cogieron un piedra y la ataron al mapa que conducía a la libertad.
La lanzaron al interior de la ciudad, y por suerte cayó en las mejores manos posibles. El padre de Peter recogió el mensaje y guió a todo el pueblo, excepto al Alcalde, ayudando a todos a salir al exterior.
Tenían constantes apagones, cortes de luz y hasta incendios en el viejo generador.
Uno de sus habitantes, una niña, tenía la solución para salir, aunque ella aún no lo sabía. Un día había encontrado una caja sospechosa. La abrió y encontró un papel, una especie de mapa y un trozo de cristal.
Claudia, la niña, decidió ir a inspeccionar la ciudad en busca de alguna pista, señal, signo… para buscar una salida al exterior.
Entró a los conductos de tuberías y halló una puerta con un dibujo y una cerradura en forma de X. Llamó a su amigo Peter, que tenía el mapa de las tuberías porque trabajaba en ellas.
Después de mirar el mapa, vieron que ¡la puerta extraña era la salida de Ember! Y la llave era la unión de dos trozos de cristal. Claudia sólo tenía uno de los trozos. Le faltaba el otro.
Al día siguiente, fue a ver al Alcalde de la ciudad subterránea y él tenía el otro trozo de llave, pero no iba a dejar que nadie saliera de allí…
Claudia se las arregló para conseguir el otro trozo de llave y lo logró gracias a un apagón del generador.
Ella y Peter juntaron los dos trozos de cristal y se dirigieron a la puerta que habían encontrado en el laberinto de tuberías. Metieron la llave en la cerradura y la puerta se abrió.
Allí encontraron una barca, subieron y remaron por un río subterráneo llegando a una laguna de cuyo extremo salían unas escaleras. Subieron por ellas y llegaron a la superficie. Se sentaron sobre un suelo verde, húmedo y fresco. Estaban en el exterior, al aire libre y veían el cielo por primera vez.
Estaban sorprendidos. Cuando terminaron de ver a su alrededor, cogieron un piedra y la ataron al mapa que conducía a la libertad.
La lanzaron al interior de la ciudad, y por suerte cayó en las mejores manos posibles. El padre de Peter recogió el mensaje y guió a todo el pueblo, excepto al Alcalde, ayudando a todos a salir al exterior.
RUBÉN. Muy bonito cuento .¡Felicidades!
ResponderEliminarCarmen.
Rubén:
ResponderEliminarMuy bonito y con mucha imanación y por tu creatividad.