Había una vez en un pueblo pequeño una familia que era muy feliz, pero, en cambio, sus vecinos eran muy desagradables y bastante ariscos.
Se acercaban las Navidades y en el pueblo los chiquillos más pequeños jugaban a las típicas batallas de bolas de nieve. La familia desagradable estaba casi todo el día molestando a las demás familias de aquel pueblo.
Javier que era el pequeño de la familia arisca, en vez de tirar bolas de nieve, tiraba trozos de hielo. Mario, que era el hermano mayor de Javier, era famoso en el colegio porque era el típico chulito que en el recreo se metía con todo el que podía. Y por ultimo, estaba Raquel, su hermana, una chica de 14 años que había repetido dos cursos. En casa estaban, Rosa y Manuel, que eran los padres. Manuel timaba casi siempre a Hacienda y Rosa muchas veces se metía al bolso algunas cosas de la tienda y las robaba.
Pero un día, la familia amable se reunió porque estaban oyendo con mucha frecuencia quejas sobre sus vecinos ariscos. Entonces éstos aprovecharon la época navideña para intentar mejorar los modales de los famosos vecinos.
Los niños empezaron diciendo a Javier, que no tirase trozos de hielo porque podría hacer una brecha a algún niño pequeño. Luego, dijeron a Mario y su pandilla, que si no paraban de reírse de los demás, irían todos los niños del recreo a por ellos y les llevarían al director. Por último, los niños terminaron su labor obligando a estudiar a Raquel porque si no, la dijeron, que acabaría pidiendo en la calle.
La tarea de los adultos de aquel pequeño pueblo era que tenían que decirle a Manuel que pagase lo correcto a hacienda, porque sino irían a la policía para decirles que Manuel les ha estado timando todo este tiempo. Y, los vecinos del pueblo también contribuyeron para poner unas cámaras en la tienda del pueblo para que Rosa no robase más.
El resultado de tomar todas estas medidas fue el siguiente: Javier jugaba con los demás chavales con normalidad; Mario en el recreo descubrió lo divertido que es jugar con los demás niños al fútbol; Raquel mejoró su nota media de ”muy deficiente“ a ”notable“; Rosa cambió su manía de robar en la tienda del pueblo por la de dejar una propina y por último, Manuel pagó todo lo que debía a Hacienda como buen ciudadano.
Desde aquel año, el 25 de Diciembre, se celebra una merienda en memoria de esta buena obra.
Se acercaban las Navidades y en el pueblo los chiquillos más pequeños jugaban a las típicas batallas de bolas de nieve. La familia desagradable estaba casi todo el día molestando a las demás familias de aquel pueblo.
Javier que era el pequeño de la familia arisca, en vez de tirar bolas de nieve, tiraba trozos de hielo. Mario, que era el hermano mayor de Javier, era famoso en el colegio porque era el típico chulito que en el recreo se metía con todo el que podía. Y por ultimo, estaba Raquel, su hermana, una chica de 14 años que había repetido dos cursos. En casa estaban, Rosa y Manuel, que eran los padres. Manuel timaba casi siempre a Hacienda y Rosa muchas veces se metía al bolso algunas cosas de la tienda y las robaba.
Pero un día, la familia amable se reunió porque estaban oyendo con mucha frecuencia quejas sobre sus vecinos ariscos. Entonces éstos aprovecharon la época navideña para intentar mejorar los modales de los famosos vecinos.
Los niños empezaron diciendo a Javier, que no tirase trozos de hielo porque podría hacer una brecha a algún niño pequeño. Luego, dijeron a Mario y su pandilla, que si no paraban de reírse de los demás, irían todos los niños del recreo a por ellos y les llevarían al director. Por último, los niños terminaron su labor obligando a estudiar a Raquel porque si no, la dijeron, que acabaría pidiendo en la calle.
La tarea de los adultos de aquel pequeño pueblo era que tenían que decirle a Manuel que pagase lo correcto a hacienda, porque sino irían a la policía para decirles que Manuel les ha estado timando todo este tiempo. Y, los vecinos del pueblo también contribuyeron para poner unas cámaras en la tienda del pueblo para que Rosa no robase más.
El resultado de tomar todas estas medidas fue el siguiente: Javier jugaba con los demás chavales con normalidad; Mario en el recreo descubrió lo divertido que es jugar con los demás niños al fútbol; Raquel mejoró su nota media de ”muy deficiente“ a ”notable“; Rosa cambió su manía de robar en la tienda del pueblo por la de dejar una propina y por último, Manuel pagó todo lo que debía a Hacienda como buen ciudadano.
Desde aquel año, el 25 de Diciembre, se celebra una merienda en memoria de esta buena obra.
Miguel, que esos buenos sentimientos que tienes, los perciban quienes están a tu lado, para que continuamente sea Navidad.
ResponderEliminarHola Miguel, me ha encantado tu cuento, expresa la maldad de unos y la bondad de otros.
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