Hola chicos.
Soy Azucena, la madre de Águeda. Me ha dicho que si podía escribir algo sobre
cómo aprendí yo a leer. Y ciertamente tengo una pequeña historia que contar.
Estudié lo que
entonces se llamaba “Párvulos” en la
escuela de mi pueblo; había dos clases, una hasta quinto y la otra hasta
octavo.
Lo cierto es
que cuando el profesor explicaba para los niños más mayores de mi clase también
nos enterábamos los más pequeños y así fue cómo aprendí a leer, oyendo a los
mayores y también con una cartilla que el profe nos explicaba cuando podía
porque éramos bastantes alumnos.
Cuando pasé a
primero tuve que ir a un pueblo muy cerca porque cerraron la escuela del mío.
El primer día de clase, otro compañero y yo, nos encontramos unas sumas y unas
restas en la pizarra de aquella clase. Nosotros nos miramos un poco
sorprendidos porque para entonces ya sabíamos multiplicar y un poco dividir y
todo gracias a que también prestábamos atención cuando el profesor explicaba
para los demás.
Esta
es la pequeña historia que os quería contar y que sirva como recuerdo de aquel
profesor que nos dejó no hace mucho. También os diré que me encanta leer y
tener muchos libros y aunque no saco mucho tiempo para hacerlo procuro buscar
un rato aunque sea antes de dormir.
Os
animo a que no dejéis pasar un solo día sin leer un ratito.
Es el mejor
entretenimiento que podéis tener.
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