Un genio llamado “Alu-Bia” se encontraba entre unos monjes del convento de Silos.
Os preguntaréis: ¿Cómo llegó hasta allí?
Pues llegó así:
Un señor que fue a visitar el famoso convento de Silos, perdió a su mascota “Alu-Bia”.
Un día, mientras “Alu-Bia”, muerto de hambre, buscaba su manjar “pipas de girasol”, vino una excursión de niños como todos los días ocurría.
Entre ellos se encontraba uno llamado: “Carlos Calabaza”, el más despistado, también le gustaban las pipas de girasol.
Carlos Calabaza llevaba el bolsillo de la mochila abierto y “Alu-Bia” oliendo las pipas se preguntó:
-¿Quién habrá traído mi manjar?
“Alu-Bia” siguió el rastro hasta que llegó a la mochila de Carlos Calabaza.
“Alu-Bia” subió hasta el bolso de la mochila y se metió. Se estaba poniendo las botas cuando de repente a Carlos le entraron ganas de comer pipas de girasol, las fue a coger y vio a “Alu-Bia”; se asustó y gritó:
¡HHHHHHHHHAAAAAAAAAY... UN BICHO... EN MI MOCHILA!
“Alu-Bia” intentó escapar con la bolsa de pipas, Calabaza siguió corriendo al genio y se le caían todas. Después de un buen rato de persecución “Alu-Bia” se metió por un hueco, Carlos intentó meterse, pero como no cabía, pensó en un plan.
Como a ese bicho le encantaban las pipas, le pondría una trampa que consistía en que “Alu-Bia” saliera y al comer las pipas Carlos saltaba la tabla para darle, pero ocurrió así:
Os preguntaréis: ¿Cómo llegó hasta allí?
Pues llegó así:
Un señor que fue a visitar el famoso convento de Silos, perdió a su mascota “Alu-Bia”.
Un día, mientras “Alu-Bia”, muerto de hambre, buscaba su manjar “pipas de girasol”, vino una excursión de niños como todos los días ocurría.
Entre ellos se encontraba uno llamado: “Carlos Calabaza”, el más despistado, también le gustaban las pipas de girasol.
Carlos Calabaza llevaba el bolsillo de la mochila abierto y “Alu-Bia” oliendo las pipas se preguntó:
-¿Quién habrá traído mi manjar?
“Alu-Bia” siguió el rastro hasta que llegó a la mochila de Carlos Calabaza.
“Alu-Bia” subió hasta el bolso de la mochila y se metió. Se estaba poniendo las botas cuando de repente a Carlos le entraron ganas de comer pipas de girasol, las fue a coger y vio a “Alu-Bia”; se asustó y gritó:
¡HHHHHHHHHAAAAAAAAAY... UN BICHO... EN MI MOCHILA!
“Alu-Bia” intentó escapar con la bolsa de pipas, Calabaza siguió corriendo al genio y se le caían todas. Después de un buen rato de persecución “Alu-Bia” se metió por un hueco, Carlos intentó meterse, pero como no cabía, pensó en un plan.
Como a ese bicho le encantaban las pipas, le pondría una trampa que consistía en que “Alu-Bia” saliera y al comer las pipas Carlos saltaba la tabla para darle, pero ocurrió así:
Como “Alu-Bia” tenía un poder de genio, se comió las pipas y justo después, cuando Carlos soltó la tabla, “Alu-Bia” no estaba, sólo había un montón de cáscaras. Carlos le puso una barrera y no pudo entrar por el hueco. Lo cogió, lo metió en el bolsillo pequeño de la mochila con dos pipas y lo acompañó el resto de la visita y regresó a casa con una nueva mascota.
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