En un colegio público llamado “Santa María de Arcos” que estaba en Villarreal, como viaje de fin de curso los alumnos de 5º B iban a ir el día 22 de mayo a visitar la Catedral de Burgos.
Carlos, que era uno de los alumnos, estaba muy contento pues le gustaba mucho la Historia y los monumentos y Burgos tenía mucho que enseñarle.
Ya llegó el momento deseado por él, ¡Carlos estaba nerviosísimo por ver esta ciudad!
Después de una hora de viaje, llegaron a su destino. Nuestro protagonista se quedó sorprendido de lo bonita que era la ciudad, con paseos y jardines, pero se sorprendió más al ver la catedral.
Sacaron entradas para todo el grupo y la profesora les dijo que estuviesen atentos a la explicación. El guía les fue explicando todo, el Papamoscas, el Altar Mayor, la Capilla de “El Cristo”, etc.
Carlos que era muy despistado, se distrajo viendo el Papamoscas y cuando se quiso dar cuenta, su grupo ya no estaba. Intentó buscarles, pero la Catedral era muy grande, no sabía por dónde seguir, empezó a ponerse nervioso. ¡Había muchos pasillos! Esto es un laberinto, pensaba Carlos. Se acercó a un grupo de visitantes, pero no le entendieron pues eran japoneses.
Desesperado, buscó la salida y comentó a la recepcionista que estaba allí que estaba perdido.
Al momento, la señorita por megafonía informó de la pérdida de Carlos. Al instante se presentó su profesora Marisol y lo encontró hecho un manojo de nervios.
Marisol le dijo:
- ¡Qué raro Carlos, tú como siempre en tu mundo, tienes que estar con tu grupo!
La profesora dio las gracias a la recepcionista y Carlos ya no se separó en todo el día.
Siempre tendrá como recuerdo de Burgos que se perdió viendo lo bonita que es la Catedral.
Carlos, que era uno de los alumnos, estaba muy contento pues le gustaba mucho la Historia y los monumentos y Burgos tenía mucho que enseñarle.
Ya llegó el momento deseado por él, ¡Carlos estaba nerviosísimo por ver esta ciudad!
Después de una hora de viaje, llegaron a su destino. Nuestro protagonista se quedó sorprendido de lo bonita que era la ciudad, con paseos y jardines, pero se sorprendió más al ver la catedral.
Sacaron entradas para todo el grupo y la profesora les dijo que estuviesen atentos a la explicación. El guía les fue explicando todo, el Papamoscas, el Altar Mayor, la Capilla de “El Cristo”, etc.
Carlos que era muy despistado, se distrajo viendo el Papamoscas y cuando se quiso dar cuenta, su grupo ya no estaba. Intentó buscarles, pero la Catedral era muy grande, no sabía por dónde seguir, empezó a ponerse nervioso. ¡Había muchos pasillos! Esto es un laberinto, pensaba Carlos. Se acercó a un grupo de visitantes, pero no le entendieron pues eran japoneses.
Desesperado, buscó la salida y comentó a la recepcionista que estaba allí que estaba perdido.
Al momento, la señorita por megafonía informó de la pérdida de Carlos. Al instante se presentó su profesora Marisol y lo encontró hecho un manojo de nervios.
Marisol le dijo:
- ¡Qué raro Carlos, tú como siempre en tu mundo, tienes que estar con tu grupo!
La profesora dio las gracias a la recepcionista y Carlos ya no se separó en todo el día.
Siempre tendrá como recuerdo de Burgos que se perdió viendo lo bonita que es la Catedral.
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