Había una vez una niña que estaba en el bosque, era morena con ojos azules. Se había perdido. Un poco más tarde decidió coger otro camino para intentar llegar sana y salva a su casa. La niña pensaba dónde estaba situada su casa, si al sur o al oeste del bosque.
Después de pasar un buen rato, se dio cuenta de que los árboles no tenían hojas y de que sus ramas estaban desnudas. Caminaba tranquilamente hasta que de repente se empezaba a hundir porque había unas arenas movedizas. Gritó pidiendo ayuda. El árbol más cercano cogió a la niña con sus grandes ramas y la salvó.
Cuando estaba en tierra firme el árbol habló y la niña se asustó mucho exclamando:
- ¡Un árbol que habla!
La niña no se lo creía. Entonces el árbol le dijo: -¿Qué haces aquí sola?
- No encuentro el camino para llegar a casa.
-Yo te puedo guiar con los poderes que tengo.
El árbol tan amable marcó el camino a la pequeña niña con sus finas ramas. Ésta le abrazó muy contenta. El árbol también se sentía muy contento por haberla ayudado y le dijo que siempre que quisiera volver al bosque, se fijara en sus ramas que desde lejos parecían dos grandes y finas flechas.
Ángela te has esforzado mucho cuidando las secuencias temporales de los párrafos que hemos estudiado en clase.
ResponderEliminarMe parece fenomenal llevar a la práctica lo aprendido.
¡Sigue con ese buen ánimo y con tu esfuerzo!
Qué bonito tu cuento Ángela, espero que hagas muchos más como éste, porque así podemos desarollar nuestra creatividad.
ResponderEliminar¡Ánimo! Los cuentos me encantan y éste en especial. Sigue escribiendo y así tengo para leer.
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