Un día fui con mi abuelo a pescar
al puente de Somo.
Me regaló una caña por mi
cumpleaños, me enseñó a poner el anzuelo, a ordenar la caña… Pasaba mucho
tiempo y no picaba ningún pez y yo le dije:
- - Abuelo, qué aburrido es esto.
De repente mi caña empezaba a
moverse. ¡Había picado uno!
Empecé a tirar con fuerza y a
recoger el hilo con el carrete. Mi abuelo me ayudaba porque el pez tiraba muy
fuerte. Conseguimos sacarlo y vimos que era una dorada.
Mi abuelo me dijo que se llamaba
dorada porque tiene un color dorado encima de los ojos.
Al poco rato él sacó una lubina.
Volvimos a casa muy contentos, ya
teníamos la comida para el día siguiente.
Pablo
5º A
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