Había una vez un pez con voz
de pito. Todos, absolutamente todos, se reían de él. Un día, Brutus, el toro
más fuerte de la finca, se enfadó sin razón con el pececito y le dio una coz.
El pez salió volando mientras decía: - ¡Un día me vengaré!
La patada fue tan fuerte que
recorrió todo el mundo y se convirtió en el primer pez en sobrepasar la
velocidad del sonido. Cuando pasó por China rompió la muralla, al pasar por
Italia, inclinó más la Torre de Pizza, luego terminó en Barcelona cayendo en el
Camp Nou justo cuando estaban jugando un partido. Le dieron, sin querer, otra
patada y fue hasta una chimenea cercana que, desgraciadamente estaba encendida.
Se quemó y saltó hasta su finca. Tardó una semana en llegar.
En su casa pensó y pensó
hasta que tuvo una idea. Consistía en comprarse un escudo, una armadura y una
lanza para las ocasiones que se rieran de él o que le pegaran. No se lo pensó
dos veces y fue a comprárselos.
Les explicó a todos que
todos eran iguales. El valiente toro se cayó escalando el Himalaya y por eso
tenía un peligro menos. Aunque cuando se reían de él no dudaba en utilizar la
armadura. Lo mejor fue que ésta fue pasando de generación en generación.
Héctor Pascual
6º A
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